jueves, 24 de agosto de 2023

Aún y 35 años después, sigo añorándolo

Fotografía de Robert Doisneau


24 agosto 2014

- Ciertamente, el mes de agosto, en mi caso, se convierte en un mes muy especial. Nació nuestro hijo y hasta uno de nuestros cinco nietos. Pero hoy me acuerdo de Él, el que nos llevaba, a los tres hermanos, todos los domingos al fútbol, siempre que lo había en Sarriá. El que me llevaba al Mercado de San Antonio, al Tibidabo, a la Cervecería La Bohemia a por la zarzaparrilla y al Cinerama del Paralelo barcelonés los domingos por la mañana. El que me puso a trabajar cuando suspendía casi todo un curso en el 66 por culpa de la gran huelga universitaria que ese año sufrimos en la creciente e influyente, Barcelona predemocrática de la época. 

- Él fue el que me enseñó a entender (me lo explicó el mismo día de mi boda), “que los hijos son como un barco en construcción, solo puedes empezar a descansar en su educación y cuidado, el día que los pones a navegar, el día que ves que ya no te necesitan y ese día, sabrás cual es, porque piensas que nada va a ser igual en adelante.” 

- Una mala mañana de un tranquilo día del mes de agosto de 1988, una llamada de teléfono y una emocionada voz, me trasladaba la mala nueva: Agustín, mi Padre, había muerto. Con él, creí entonces, que se me iba media vida. Hoy, ya no creo lo mismo, pienso que Él me dejó la mitad de toda la que tengo, me preparó para la otra mitad y lo hizo todo por mí.

- Ayer, celebramos el 50 cumpleaños de nuestro hijo y … entre las risas del festejo y, descubriendo que mi sordera, a veces, puede ser un don, sucedió que, de pronto, el sonido se quedó como el de una trompeta con sordina, dándome cuenta, a la vez, que todo lo que se movía a mi alrededor lo veía con los ojos y el pensamiento que se ofrece desde la más eterna y lejana, de las sensaciones, y, entonces, en ese extraño pero frecuente estado, empecé a proclamar un inesperado deseo interno que nadie podría estarlo sospechando, ni siquiera yo mismo: como me hubiera gustado que Él, mi Padre, hubiera estado ahí, viéndolo crecer.

@etarragó


Cinco de mis mejores refugios


.