18 marzo 2024
- Sentarte una mañana de final de invierno frente a ti, y contarte esas verdades que nunca quisiste, ni quieres, escuchar.
- Hablarte de por qué un día pensaste que la vida era un detrito al leer en el fondo de tus pensamientos que aquellos nobles deseos en que te forjaste debían revelarse contra unos hechos que podrían arruinar parte de tu futuro por no querer o no saberlos abandonar, lo cual pudiste y supiste hacerlo a tiempo preservando tu moral y tus ilusiones profesionales.
- Darle golpes a tu inteligencia para que cual máquina electrónica averiada se arranque para que te cuente una vez más como se gestaron todas esas corruptelas y connivencias con el poder político, engendradas desde el poder que acaudillaba tu labor y que tú, como todos los lacayos de esos patanes del poder empresarial, tuviste que soportar, ver y callar, hasta que fuiste capaz de apartarte de tan conocidas praxis que se gestaban en todos los niveles del poder político y social.
- Pero ahora, ante la sorpresa de todos, resulta que se empiezan a conocer … y tú no puedes dejar de esbozar una indebida y maliciosa sonrisa cuando los ves caer o al menos los ves en el banquillo, lo cual, aunque no es lo mismo, (pocos acaban en el trullo), algo es algo.
- Todas esas reflexiones que a cierta edad solemos hacernos todos en busca de respuesta a tantas y tantas preguntas que nunca nos quisimos hacer sobre el porqué de la derrota de la moral ante la corrupción de todo color y forma, no es cierto que pasen factura a los inocentes, solo nos inquietan, pero tampoco es tiempo para más ni mayores análisis, ni tenemos plumas para ello.
- Muchos fuimos los que empujamos con esfuerzo, quizás ingenio, pero con total dedicación y honestidad la labor de un tiempo venerable de resultados económicos, para que ellos, los del mundo económico y especialmente el político, se hicieran con la bandera del éxito del trabajo realizado por los que teníamos que remar y con fuerza, lo cual hicimos abandonando tiempo para la familia, la diversión y hasta para mantenerle abierto el pulso a la vida en aquella década prodigiosa de 1995/2005.
- La gran revelación salvadora, no obstante, suele producirse al segundo siguiente de salir de esa silla donde te haces preguntas, y notas que vuelves a la necesaria catarsis de la cara mala de la memoria, dejando que la cara buena te permita ser feliz y con ella, instalar en las turbias calles de los deseos perdidos, esa vieja enseñanza romana de que el que la hace la paga … que es como la fe de los cristianos … te la crees, aunque sepas que nunca la podrás confirmar en vida.
Nota: Si has sido capaz de leer esta publicación (un tocho inmenso), hasta el final es que, realmente, te gusta leer y/o puede que ganes el cielo de los justos.