- Hablaba esta madrugada, en la cola del pan, con un viejo amigo y compañero de lo que son nuestros domingos de vejez y de paz, amor y felicidad, comparados con los que vivimos no hace tantos años en la gestión de aquellas obras de nuestro Teguise Playa querido o de las de la calle Isidoro Macabich en Ibiza.
- Me arranqué: Un domingo no es para pararse a pensar en lo que seguro será un imposible; ni tampoco lo es para dedicarse a contar estrellas; tampoco debiera ser un día en el que la contemplación del ombligo propio fuera un deporte victimista y autocomplaciente ante la ausencia de foro donde contarlo; un domingo es como una rosa en el búcaro de tu amada o la tostada de un desayuno decente … los domingos son esos extraños días en que mientras unos sufren la presencia de todos sus niños, otros las disfrutan; es ese día que, como cualquier otro, ser feliz no debe ser solo un deseo utópico, es ese día, como cualquier otro, que con sólo poderlo disfrutar ya debiera ser lo que es ... y que solo lo es para quien quiere que así sea.
- Mi queridísimo amigo, muy atento a las formas de la panadera (gracia, cuerpo, juventud y salero), me contestó preguntándome si iba a ver el partido del Mundial de Qatar de hoy entre Marruecos y Francia. Como si lloviera.
García Márquez sí que sabía... y me has dado ganas de releerlo, Enrique amigo. Esta enseñanza es de "La Increíble y Triste Historia de la Cándida...", verdad?... Ya mismo voy a por ella, dirían por allá.
ResponderEliminarAbrazazo siempre inspirador amigazo!!
Así es, amigo Perrotti, morimos por la lectura, ojalá dejemos esa costumbre en nuestro entorno.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo poeta.
Márquez tiene mucha razón y creo que tambien es el secreto de una buena vida. Te mando un beso.
ResponderEliminarsí, amiga Judit, lo importante es darse cuenta de que eso es así.
EliminarUn abrazo, escritora
Esa frase de García Márquez, su esencia, es la que de niño y joven percibí siempre en los mayores de mi entorno, mis abuelos de Galicia, mi abuela Catalina, nacida en Formentera y "emigrada" de joven a Ibiza. En los soleados parques de los pueblos, las calles viejas. La bodega La Rosa, en la Noia del 56... Pero también de adulto la he percibido. ¡Y percibo a mi alrededor! No en vano yo mismo estoy en el grupo de los "mayores".
ResponderEliminar─Bueno, no acabo de verme del todo ahí.... Ni creo que mis nietas lo hagan─. :))))))
Gran abrazo amigo Enrique.
Siempre acertado, amigo Ernesto, yo tampoco acabo de verme ahí, pero sí que asumo la virtud de disfrutar de esa soledad que produce an algunos mayores lo cual seguramente, la puedo asumir (la soledad) porque aún la puedo mezclar con momentos de gran actividad relacional, sea con amigos, familia y, como no, con mi amada de siempre.
EliminarGran abrazo para ti, amigo Ernesto.
Y me temo que duele mirar cara a cara a esa realidad que tan duramente retrató García Marquez, y que tan bellamente has descrito tú Se trata de una verdad inexorable producida por la pérdida progresiva de todo aquello que es, o fue, referencia en nuestra vida. Ese goteo continuo de pérdidas que sufrimos a lo largo de la vida, en especial la de todos los seres queridos.
ResponderEliminarY me pregunto yo: no hay remedio??? Es una verdad dolorosa que debemos asumir inexorablemente y que será como una maldición que nos persiga hasta la muerte???
Me imagino que lo tenemos muy crudo, pero hay una via de escape o mejora que, por muy difícil que resulte, nos puede hacer más grato y cómodo el camino. Me refiero a no resignarnos; no aceptar que la vida tiene que termina en una inevitable agonía. Y preguntarnos como podemos renovarnos. Hacer ese esfuerzo de imaginación y gestión que nos permita acercarnos a la vejez con mejores posibilidades de estar activos y muy activos.
Acomodarse es morir. Luchar es incierto. Pero en el intento nos fue la vida desde que nacimos. Y es ley de vida hasta que nos alcanza el final.
Gracias por tus reflexiones, Enrique. Qué no nos falten!!! Tu humanidad es de alabar...
Un enorme abrazo, querido amigo!!!
Gracias, Emilio, suscribo la totalidad de tu comentario/reflexión.
EliminarEres, siempre, muy amable conmigo ... creo que me adulas, pero ... sí, resulta que me gusta 😊