13 diciembre, 2017
14 diciembre 2020
Esta mañana me contaban varias “historias de amor” sobre las relaciones alumno/profesor y padres/profesor que me han resultado muy aleccionadoras sobre cuál es el punto de vista actual de dicha relación, desde el prisma paterno.
No tenía ni idea de lo malos que eran algunos “profes”, lo buenos que son los hijos de cada uno, y cómo las cosas malas solo las hacen los hijos de los demás. Todo eso lo he aprendido esta mañana, mientras discutíamos sobre no se qué historia de una niña que la violaron entre otros tres sin que ninguno de sus compañeros hiciera nada y sobre el asunto de las notas y noticias del Profe comunicadas vía SMS, que es lo que se propone hacer la Consellería de inmediato.
“Mi hijo, si hubiera estado allí, seguro lo hubiera impedido y luego denunciado”. Seguramente será así, le he dicho a la amantísima madre que defendía a su adorable criatura de 16, mientras éste le pedía “pasta” para comprarse chuches “padesayuná”, a la vez que llamaba a su Papi, (sic), para que le cargara el “móvil, tío”, pues tenía que bajarse unos “nosequé”, “pamorirse”. Enternecedores momentos de relación hijo/padres.
Pues con todo esto en el escenario, les he dicho a los tres o cuatro padres/madres que por allí andaban tomando café, que si no se daban cuenta de que la Consellería al lanzar la solución de enviar las notas y las calificaciones a los Padres, a través de SMSs, les estaba llamando al orden y de que hicieran el favor de preocuparse por esa cosa molesta que algunos todavía le llaman hijos. Un padre que se preocupe de su niño/a, tiene una relación directa con su tutor y con todo lo que hace y deshace ese pequeño monstruo en su “Cole” o “Insti” y sabe, con mucha antelación, cuales son los hitos de control en la educación de su hijo del alma. Lo sabe, o debiera saberlo, incluso el padre y la madre del niño que violó, con otros tres a la niña de la que hablaban hace un ratito.
Si queréis hacer una prueba graciosa, la del algodón del control paterno, preguntarle a un Padre o Madre de niño alguno, de edad cualquiera, si sabe cuándo es el próximo examen de su hijo/a, o aún mejor, preguntarle si sabe a qué curso va.
Lo primero es preocupante, lo segundo quizás sea sangrante, pero los dos juntos sin responder es para hacérselo mirar por un Patólogo. En eso habrán pensado los de la Consellería; “ya que no vienen vamos a enviarles un SMS para que se enteren”.
Me miraban con cara de quererme decir: “Y tu señor de la Uni del 66, que coño sabes de esto”. Pero no me lo han dicho, han sido muy educados, casi como el niño del móvil que al marcharme me ha preguntado si sabía cómo se bajaban tonos desde Tuenti gratis y mi “losiento” se ha quedado en su cabeza como las mates de cuarto, pues no me ha visto ni salir, se ha quedado allí, obnubilado, dándole a las teclas de su flamante móvil.
Sí, es verdad, no sé por qué me meto en esto y con el asunto de lo mal que conduce la gente en las Rotondas dlc, pero será que ya soy como era él, Mi Agustín, pues ya tengo la edad que él tenía cuando decía estas cosas tan sabidas.
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