Imagen de internet: Autor desconocido
16 enero 2020 2016
Anoche pude, otra vez, tomarme un par de copas con ella, con la vida y … es algo inigualable. Al principio apenas me hablaba, pero cuando empecé a contarle cuan estoy enamorado de ella … sucumbió.
Hay tantas y tantas, cosas que nuestro orgullo nos limita, que no siempre es despreciable sentirse humano, mucho peor es sentirse sincera y profundamente, estúpido. Es como cuando te deslizas por el suelo de una piscina azul, llena de líquido azul que te cubre, justo, hasta donde empiezan las razones del habla. Sientes esa enorme e ingrávida, sensación de que tu cuerpo, ni tu alma, siente esa terrible y cruel, fuerza que ejerce la gravedad sobre nuestras pesadas y humanas, cargas a la vez que también te liberas de los límites que sobre ti ejercen los sentidos. Abrazar la ingravidez que ofrecen es algo por lo que lucha el intelecto humano desde su origen, sentirse inmerso en ellos hasta que afloren los sentimientos, solo es cuestión de creer en ellos, en su existencia y en nuestra capacidad de generarlos. Sin sentidos no hay vida, sin sentimientos, morimos.
Por eso, por todo eso y por muchas cosas más, yo, hoy, he decidido recuperar mi mensaje más habitual, el NO TE RINDAS, coger mi bandera en la que se lee con claridad … vivir, siempre vivir, y lanzarme a este nuevo día que seguro va a traerme sorpresas, recuerdos y no sé cuantas alegrías. La vida es corta … ¡¡¡ ÚSALA!!!
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