15 enero, 2019
15 enero 2020
Entre los miles de recuerdos de mi infancia que vuelven, con frecuencia, al escenario de mi memoria, hoy, he recordado uno del que nunca supe, ni entendí, entonces, su contenido. Mi madre estaba conmigo enseñándome a sumar y mientras ella me lo enseñaba, siempre, a su manera, con ejemplos prácticos, recuerdo de esa escena, que yo le pregunté: Mamá ¿Tú crees que yo soy un niño especial? – Ella me respondió al instante; “Claro, Enrique, claro” – Y yo entonces volví a preguntarle; ¿Mamá, tú eres una mamá especial? – Ella no respondió, se me quedó mirando fijamente con sus, siempre, bondadosos ojos, mientras me cogía por los hombros. Estuvo unos largos segundos más así, sin decir nada, y sin decir nada me abrazó con fuerza, con mucha fuerza. Esa escena sigue ahí y se quedó ahí, como terminó, abrazándome..
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