08 abril 2023
- Perdona, Enrique, el Doctor está en el quirófano … le quedará, como mucho, un par de horas, más o menos.
- Bien, esperaré … que remedio.
- En esa planta, los asientos libres son como los de las plazas de toros, escasos y estrechos, así que nos hemos ido a la zona donde se accede a la Clínica Maternal y/o de Ginecología donde, al menos, parece haber más alegría en el personal endógeno y exógeno.
- Estando ahí y saliendo de la zona de la Maternal, sale una chica con una cara alegre y a la que solo le faltaba arrancarse a cantar un viva la vida, pues ha empezado a dar abrazos a todos y todas sin más … y cuando ya todos parecían entender de que se trataba, todos menos nosotros, la chica, a la que su pareja no soltaba en modo alguno como hacía mi Roque con sus huesos, soltó un … ¡¡Por fin, lo conseguimos … estoy embarazada, no me lo puedo creer!!
- No sé como ha sido, pero de inmediato y al ver el largo abrazo en el que se ha fundido la pareja, que entre sollozos se besaban y reían y lloraban, que … ya sabéis … el glub, glub, y el snif, snif se han instalado en nosotros y en una joven pareja de ancianos (de nuestra edad), que teníamos al lado, sin poderlo evitar.
- Lo peor es que a los pocos minutos y cuando, aún, nos estábamos reponiendo de esa feliz escena, una delgadísima y bella muchacha de unos escasos treinta años, salía, sola, del mismo pasillo entre sollozos … las chicas de la Recepción la consolaban …. ya os lo imagináis, prefiero no describirlo, ha sido un suceso tan cruel, como feliz ha sido el anterior.
- La vida es así – me dice mi vecina de asiento – mientras unos ríen, otros lloran.
Ojalá que la muchacha que hoy lloraba de tristeza pronto lo haga de alegría.
ResponderEliminarSaludos.
Que así sea, TS, ese debe ser uno de los peores desastres que puede sufrir una mujer y su pareja.
EliminarFeliz sábado, compañero.
Estimado Enrique
ResponderEliminarLa vida está hecha de momentos felices, menos alegres, expectantes, dulces, curiosos, amargos, largos, infelices, de perplejidad, de angustia, de necesidades…
No sigo, debo darle la comida a mi marido :)
Un enorme abrazo y… ¡Felices Pascuas!
Gracias, Rud, qué suerte tiene tu marido de tenerte.
EliminarUn abrazo de sábado de gloria.
Enrique, razón simple, sin artilugios: unos ríe otras lloran. Yo diría como mi filósofo de cabecera, Manuelito: "axiomático"- Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarJajajaja, bien dicho y muy claro, Carlos Augusto.
EliminarUn abrazo fuerte.
Un devenir entre dos extremos, amigo, un devenir de naturaleza inevitable... la vida misma y cualquier sentimiento o emoción humana, las hay buenas pero también malas...
ResponderEliminarAbrazazo Enrique hasta vos... (perdona que me tarde tanto en venir, necesito que el día tenga 28 horas, por lo menos)
No tienes que disculparte, amigo Perrotti, aquí no hay obligaciones. Agradezco tus comentarios, a mi me hacen mucho bien, paso muchas horas sentado y este atractivo quehacer me gusta y más cuando los que comentáis sois todos unos brillantes escritores y poetas.
EliminarUn abrazo fuerte.
Los contrastes en la sala de maternidad son tan grandes que producen vértigo. Pensar que yo no conocí la verdadera dimensión de la ternura hasta que tuve a mi hijo...
ResponderEliminarUn beso.
Es curioso, Ilduara, siendo hombre, opino lo mismo, mi hijo me cambió la forma de entender la vida y los sentimientos.
EliminarUn abrazo fuerte.
En un hospital se puede ver la risa y el llanto una al lado del otro, es así, esperemos que quien lloraba pueda tener otra oportunidad, un abrazo Enrique!
ResponderEliminarAsí es, María Cristina, es un lugar habitualmente alegre, pero también se dan esas circunstancias. Nosotros solo pudimos tener un solo hijo, pero es nuestra vida, bueno, él y sus hijos (nietos), que son cinco.
EliminarUn abrazo.
Cotidiano y profundo relato. Así es la vida cosas buenas y mlaas pasan al mismo tiempo para nosotros y quieres rodean,. Lo genial es cuando somos empaticos y ayudamos y no nos quedamos en nuestro lugar. Te deseo un genial fin de semana y unas felices pascuas. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, mi fiel amiga Judit, eres muy amable.
EliminarUn abrazo, escritora y sí, feliz domingo.
Voy lento, pero paso a paso....
ResponderEliminarOtro tema interesantísimo, el que sacas. Así que no me voy a reprimir en comentar!!! Jajajajaja
Lo primero: hay una estúpida idealización de la maternidad (paternidad). No sé en qué momento se coló que es algo mágico, sobrenatural, que convierte en hiper-mega-especiales a quienes lo viven. Se ha convertido en hito de nuestras sociedades avanzadas, lejos de la normalidad que se vive en la naturaleza, por muy especial que sea siempre tener una criatura y por muy natural que sea el instinto maternal en las mujeres. No me extraña que está exageración de la maternidad haga que haya que apartarse rápidamente cuando se adivina un coche de niño, porque las mamás te llevan por delante si no lo haces. Costumbre que ahora veo que han cogido también los papás. La maternidad permite arrasar con todo puesto que, según parece, da un estatus de ciudadanía especial con salvoconducto de platino (como las tarjetas de crédito).
Luego la realidad es la que hace poco escuchaba (no recuerdo dónde): que hay muchos padres que tienen miedo y pánico a equivocarse con sus hijos, que se les pone la educación muy cuesta arriba, y que las limitaciones de tiempo son inasumibles (lo que lleva a sobrecargar a los niños con actividades en las que no estás presentes ellos).
Consecuencias: que hay una carencia de valores en muchos niños que les lleva a ver cómo normal cualquier falta de civismo. "Civismo", bellísima palabra que seguramente que no han escuchado en toda su vida. La falta de civismo y "cortesía" (palabra que me gusta menos por su origen noble, que no por su definición) lleva a tantos excesos y a tantas faltas de respeto en nuestras sociedades "avanzadas" (un eufemismo con el que queremos tapar nuestra incompetencia como educadores).
Tomemos la vida con naturalidad. Con inocencia, pero también con responsabilidad, que no son opciones incompatibles. Y vivamos creando belleza.
Y me paro aquí que me he extendido sobremanera!!! (no tengo remedio, jajajaja)
Un abrazo enorme, querido amigo!!!
Puedes extenderte todo lo que desees, Emilio, me encanta leerte y más cuando lo haces en modo opinión.
EliminarHe comprendido perfectamente lo que nos transmites, pero pudiendo estar de acuerdo en lo que dices, aquí, hoy y ya será así por todo lo que me queda de vida, mi punto de vista está anclado en el tiempo en el que fui padre (hijo único), y entonces todo eso que tú ves en la actualidad antes, en mi tiempo y en el de toda la gente de nuestra generación, ser padres era otra cosa y desde luego no era como tener una tarjeta oro, todo lo contrario, era puro altruismo, sabías que te metías en un gran lío económico, pero estábamos dispuestos a "sufrirlo" por esa recia voluntad de querer educar a una criatura, de sacarlo adelante, de hacerlo una gran persona, era algo que nunca jamás he vuelto a sentir, Emilio. Lo de ahora será como tú dices, veo a mi hijo con sus cinco hijos y sé que ya no es lo mismo. Tampoco me extiendo más, pues me emociona hablar de ello y no me es recomendado, ni recomendable.
Un abrazo muy fuerte, Emilio.
La vida misma amigo, dando una de cal y otra de arena. Emociones tan distintas y verdaderas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, hay cosas que nunca cambian y esta, las dichas y contrariedades, tampoco.
EliminarFeliz tarde, Laura.