miércoles, 8 de febrero de 2023

Historias de niños

 


08 febrero 2023

- Tenía un grave problema. Caligrafía, un 3, esa era mi nota en el fin del primer trimestre del curso del año 1955/1956.

- Mi padre montó en cólera y me hizo escribir en un papel. Se dijo: No puede ser, hijo, tienes una muy buena letra. Mi padre se atrevió a acercarse al Colegio, (Obispo Irurita), y le preguntó a mi querido profesor sobre la nota, el cual le enseñó a mi Padre el cuaderno de caligrafía y se quedó asombrado al ver lo horrorosamente mal que estaba mi caligrafía. 

- Mi Padre me miró muy colorado, y me preguntó; Qué pasa aquí, Enrique, hay dos trazos en cada letra, ¿como si la hubieras repasado? 

- Me pidieron que escribiera en una hoja en blanco y vieron que mi letra era perfecta.

- Ambos se miraron y me preguntaron por qué había dos trazos en el cuaderno, en cada letra 

- Con la cabeza gacha les dije: Es que termino enseguida y el maestro nos dice que los que hayamos terminado que repasemos y yo es lo que hago, vuelvo a escribir sobre la misma letra. Ambos se volvieron a mirar, se rieron y a mí me pusieron un 9 en Caligrafía.

- Entonces había 60 ó100, alumnos por clase y aunque no era excusa, el maestro entonó su mea culpa y mi Padre se deshizo en elogios hacia el Maestro por su capacidad de reacción. 

- Eran otros tiempos, no sé si mejores, pero fueron los nuestros.

- Contar historias de niños es muy gratificante, si te acaban gustando cuando las lees o las oyes, es que aún te sientes niño, contarlas es otra cosa.


@etarragó


Cuatro de mis mejores refugios


.

27 comentarios:

  1. Pues sí, Enrique, aún me siento niño:) Hoy sería imposible la historia que cuentas: entre los teclados, los "wasapos" y los móviles los niños (y los mayores) no utilizan jamás el lapicero ni el papel. Tiempos aquellos...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiempos aquellos, Diego, eso no nos lo podrán quitar nunca.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Delicioso relato que posee esa natural ternura que envuelve el cotidiano actuar de los años primeros. Y que se convierte a través del desarrollo de tus letras, en la viva demostración de que aquel niño aplicado del Colegio Obispo Irurita sigue latiendo en un rinconcito de tu corazón.
    Gracias Enrique por esta lectura con un sabor diferente, pero manteniendo como siempre tu gran calidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Juan Carlos, eres muy amable.

      Eliminar
    2. ...Es uno de sus encantos. :))))))
      ¡Hola Juan Carlos!

      Eliminar
    3. Gracias, encantador amigo Ernesto.

      Eliminar
    4. Persona maravillosa y sorprendente Juan Carlos.
      ...ilocalizable? no!!!

      Eliminar
    5. Angela: Dime donde encontrarlo, por favor.

      Eliminar
    6. Si accedes a su perfil del blog allí tiene su correo.
      Hace mucho que me relaciono con él.

      Eliminar
    7. No tiene perfil con like alguno al que seguirle, Ángela. Hoy me ha mandado un comentario que me aclara su situación, es decir, me dice que él solo comenta lo que le guasta, pero sin punto de retorno.

      Eliminar
  3. Yo tenia esos problemas con dibujo técnico y mecanografía. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tú eras escritora desde que naciste, amiga Judit.
      Feliz jueves.

      Eliminar
  4. Según lo que dices, yo debo ser una niña porque he disfrutado con tu ocurrencia de niño, jajajaj

    ResponderEliminar
  5. Jajajjaaja
    No se puede decir que no fueras obediente eh, jajjaa, qué bueno.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre fui un niño muy obediente y aplicado, TS, es ahora cuando no me explico por qué fui así. Ya ves, la rebeldía se mantiene a pesar de los años.
      Un abrazo, compañero.

      Eliminar
  6. Provocas identificación con tu relato una vez más, Enrique, sobre todo porque se lo haces contar a ese niño que cada tanto de tu corazón mandas afuera a jugar ...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una bendita forma de contarlo, amigo Carlos. Así será, mi niño quiere hablar y me mueve las teclas.
      Gracias.
      Feliz viernes.

      Eliminar
  7. Historias de niños, mil.
    Ya contarlas..., al gusto amigo. Esta te ha quedado magistral.
    Padre, profesor y alumno, todos contentos!
    En mi caso y puede que con 5 años, ya me "obligaban" a hacer caligrafía en casa... De aquellos polvos, estos lodos de letra ininteligible... :))))))
    Bueno, puede que no tanto pero sí quedó algo tocada.
    Fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, si te ha gustado es que ese niño que llevas dentro está ahí, vivo en ti todavía, Ernesto.
      Mi preciosa letra se fue al otro mundo cuando empecé a tomar apuntes en las clases de la universidad, ya que entonces no había libros, solo temario. Había que tomar nota de lo que contaba el profesor y no había otra forma de ir aclarando el temario para luego poderlo estudiar.
      En fin, Ernesto, niños fuimos y, en parte, niños somos.
      Abrazo fuerte.

      Eliminar
  8. Me ha encantado esta infantil historia, que deja entrever esa agudeza e ingenio que hoy te acompaña.
    Tengo algún cuaderno de niña, y me ha acompañado siempre el arte en el dibujo y la letra. Muuuucho he escrito y los rasgos de mi letra siguen intactos.
    Un abrazo fuerte Enrique.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes mucha suerte, mantener la letra propia en el estado más puro del inicio de la misma, es un don, Ángela. Mantenla siempre, gente con buena letra, acostumbra a ser gente con clase.
      Feliz lunes.

      Eliminar
    2. No es ningún halago, sé que es así, Ángela, eres un encanto.

      Eliminar
  9. Tu relato me demuestra que tu también fuiste niño!!! Y que sigue viviendo en tí... Lo cual me alegra más aún.

    Me he reído con ganas, Enrique. Es curiosa la vida, cierto? Es curiosa la forma en que se pueden complicar las cosas, unas veces con humor, otras con más dolor. Es la vida..

    Un enorme abrazo, querido amigo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto, no somos capaces de recordar que comimos ayer, pero no olvidamos casi nada de lo que nos sucedió hace muchos años.
      A mí me encantaría ser niño otra vez, pero lo que más me sorprende es que me gustaría ser niño para poder volver a vivir lo mismo hasta hoy..
      Fuerte abrazo, poeta.

      Eliminar