15 noviembre 2022
- Hoy toca rezar para olvidar, para no herir la propia alma. Le prometí a nuestra querida Eli que no escribiría con acento triste, pero hoy no es tristeza lo que siento, lo que voy a contar es solo una crónica más de lo que le sucede a una generación que, con sus costumbres, virtudes y defectos, ya se extingue...
- Ella estaba ahí, enganchada al cristal, llorando a "moco tendido", desconsoladamente. El yacía, ahí, detrás del cristal, en su cajita de madera, mostrando una cara que nunca tuvo, estaba sonriente.
- Él fue un déspota recalcitrante con ella y con todos. Es de los que andaba delante de su mujer un metro y medio y ella detrás, como un perrito. Nunca los vimos cogidos de la mano. Ella era de las que la noche anterior, con sus rulos puestos, le preguntaba si mañana irían a ver a los niños y él era de los que contestan eso tan elegante de «yoquecoñosé».
- Ella estaba rendida, pañuelo en mano, frente a su urna y el maldito muerto dentro, pero estaba sonriente (ella) y nadie sabía por qué, solo ella. ¿Le sonreía a él? - se preguntaban los menos cercanos.
- Era el hermano de Arturo, (el más viejo del equipo), y ahí estábamos todos.
– Yo, en voz alta (quizás cínicamente), me preguntaba … Eso es amor, ¿verdad? y Leonor, (la siempre viuda), siempre atenta, muy seria, me dice: "no, Enrique, no, eso es la educación que nos dieron a las mujeres del ayer. Esta mujer mañana empezará a vivir, empezará a ser feliz, ya lo verás".
Espero que así sea, porque si le dió tan mala vida...
ResponderEliminarLo he puesto aquí, amiga Tracy, porque ese mal lo noto muy extendido y visto. La profecía de Leonor, se cumple en muchas ocasiones.
EliminarGenial relato. Si es terrible como a la mujer se le educaba para ser sumisa estar en casa y por educación, necesidad económica y miedo se queda ahí en la cocina aguantando. Te mando un beso.
ResponderEliminarY así sigue en muchas partes del llamado mundo civilizado, amiga Judit.
EliminarUn abrazo, escritora.
jajjajajajajajajajajajajja Enriqueeeeeee..Era un texto triste??? Nuevamente coincido con tu Leonor.
ResponderEliminarLa risa puede deberse a muchos factores.. inclusive los mismos nervios tantas veces nos hacen reir.. Aqui no sabria decirte con certeza, pero tal vez, aunque sea inconscientemente , esa mujer está comenzando a vivir.. lo de antes...sin dudas...no era vida.. Y con respecto a los textos tristes, son necesarios...parte de la vida misma, que tiene sus momentos de luz y de oscuridad, pero no te voy a negar que siempre deseo e intento ver a la gente que amo y aprecio bien y esperanzada. Bonitoooo diaaaaaaaaaaaaaaaa Abrazo grande
Eres única, querida Eli. Gracias.
EliminarTe mando mil besos de alegría
Algo parecido dijo Bego, mientras me servía un café en su degustación, al comentar que había fallecido Román...
ResponderEliminarRomán era el marido de Juanita. Regentaban un bar en la zona. El adjetivo de tacaño se le quedaba corto al finado!
A Juanita la veía pasar todas las mañanas delante de mi tienda, durante años, con las mismas botas, feas y envejecidas. Y cara de "pocos amigos".
El comentario de Bego aquella mañana fue: "Ahora veremos si era necesario Román en la vida de Juanita".
¡Para nada! Aquella mujer cambió como de la noche al día. Dinero había en la familia. Y se notó en la forma y calidad de las prendas de vestir. Y sobre todo en el calzado.
Hay que aclarar que Juanita siempre fue de niña y joven muy bien vestida y pizpireta.
Abrazos Enrique.
Yo me he atrevido a "colgarlo" aquí pues conozco (conocemos) a demasiadas viudas que han resucitado al inaugurar su nuevo estado.
EliminarAsí es la vida, Ernesto, pero creo que este caso ya no se repite hoy, la cuestión de las parejas no tiene el arraigo de antes lo cual es bueno y malo.
Un abrazo, amigo.
Se libró de un déspota... coincido con la opinión de Leonor.
ResponderEliminarSí, es probable que coincidamos todos, TS.
EliminarUn abrazo de miércoles
Muy cierto lo que te dice Leonor, hay mujeres que comienzan a disfrutar la vida al quedar viudas. Pero también sucede con los viudos, al quedar solor, salen , se encuentran con los amigos y comienzan a ver la vida de otro color. Cosas que suceden. Muy buena tu entrada.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias, mariarosa, ese matiz hacia el viudo es menos conocido, al menos para mí, pero quizás sea porque en el caso de "ellas" (muchas de ellas) vienen de vivir un infierno. No obstante, es cierto, el hombre se desparrama por el lado de las amistades, pero por otra es menos capaz de "apañarse" solo y eso sí le da muchos problemas.
EliminarFeliz miércoles.
Nunca es tarde, mujer, enbuenahora te liberas, no mires atrás... toda tuya la vida, disfrútala... y habrá cada vez más.
ResponderEliminarAbrazo más que agradecido, Enrique, hasta allá.
Dices muy bien, maestro Perrotti.
EliminarUn abrazo de amigo, mi amable poeta.
Cuanta verdad dice Leonor. Empezaba una nueva vida para Ella .
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso pienso y veo, ya, Laura.
EliminarUn abrazo.
Pues no es un texto triste, sino duro. Porque dura es la vida de quien tiene que soportar a un despota, sea en el papel que sea.
ResponderEliminarY por mucha liberación que suponga la desaparición del despota, nadie recupera los años de sometimiento, de tortura que va minando la moral y la autoestima del que le sufre. Por desgracia conozco algunos casos. Y lo más triste es que dudo que haya alguien que no conozca algún caso.
Bueno, digamos que hay temas más alegres, pero siempre se agradece tratar estos temas para denunciar la injusticia.
Y con ese toque único que le das a tus relatos... Genial!!!
Un enorme abrazo, querido amigo!!!
Me maravilla y algo más (más cercano al sentimiento interior) tus comentarios, Emilio.
EliminarMil gracias.