21 junio 2022
- Estaba deseándolo, contaba las horas como hacía Sabina después de romper los cristales del Banco Hispanoamericano, por fin era domingo.
- Me acuerdo de que, yo muy machito, con mis ya muy veteranos diecisiete años, me quitaba el bañador llegando casi a la línea del horizonte (sin exagerar) y saludaba con él en mano … y ella, cuando volvía a la arena de la playa, junto a ella, me decía …¡¡¡Estas loco!!! - Por tí, confirmaba su queja.
- De vuelta compraba una bolsa mediana de papas fritas (una peseta por bolsa y para los dos) de papel de color verde trasparente, y las deleitábamos una a una como si fuera un caramelo de rica miel.
- Después, nos sentábamos en mi barcelonesa Plaza Real y mientras dejábamos que las palomas dejaran caer sus excrementos como si de una lotería se tratara sobre nuestras cabezas, me metía entre pecho y espalda uno de esos fabulosos tanques de cerveza rubia y fría como una cama sin pareja, y mientras creía estar ya dispuesto a morir dada la magnitud de la dicha conseguida, aún me atrevía a decirle al siempre poco amable camarero: ¿Le quedan calamares a la romana?
- Luego … luego empezamos a soñar, a crecer, a vivir … a ser felices, ese era nuestro mundo, como el de hoy, pero con menos años.
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Con mis diecisirte años ya vivía en tierras de secano, Madrid. Habían quedado atras las playas de Mallorca e Eivissa. Y otros horizontes por alcanzar delimitaban mi vida.
ResponderEliminarY sí, puede que también por esa época comiésemos patatas fritas en bolsas de colores... Y algún que otro bocadillo de calamares.
Luego, años ha, la vida, familiar, roló de otra guisa... Hacia el aquí y ahora actual!
Abrazos Enrique.
Ay, Ernesto, de ese bello caminar por la vida, nos llegan ahora estos bellos momentos y el aquí actual.
EliminarUn abrazo fuerte
Hola Enrique, cuando se tiene diesisiete años se cometen estas locuras, y que bueno poder revivirlas con la misma alegria y amor de esa epoca, jajaja lo del bañador es muy divertido 😄.
ResponderEliminarMe gusto el y " luego....." la vida crecer, aprender a vivir, la experiencia, el amor, la familia todo eso forma nuestro propio mundo, para ser felices.
Conservar esa felicidad es de las cosas mas maravillosas de la vida.
Un fuerte abrazo de martes ☺
Gracias, amiga Gra. Siempre tan amable. La felicidad se instaló en mi alma a los diecisiete y ahí sigue ... alimentándola, compartiéndola y adorándola. La felicidad vive conmigo y eso es una suerte, sí, la que yo tengo.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Bellísima manera de recordarnos ratificando que aquí estamos y vamos por más... Estás lleno de historias e instantánes de vida, Enrique, y qué placer me da que me las compartas!!
ResponderEliminarGracias, Carlos P., es cierto que parece que mi memoria, la lejana, la mantengo fresca y, además, la acomodo a lo que a mi me pareció que fue y, desde luego, solo recuerdo la parte buena de mi vida, de la mala no soy capaz de recordar ni una sola imagen. ¿Por qué será?
EliminarUn amable abrazo, maestro.
Qué felicidad la de no tener aparatos electrónicos y tener que resignarse a comper unas patatas fritas, a tomar una cerveza y a zamparse un bocata de calamares!!! Porque en ese mundo sin aparatos electrónicos solo nos queda la mirada y dialogar. Justo lo que hemos perdido en la actualidad. Y no es que el mundo sea peor (bueno, un pelín sí), es que es diferente. Y si ahora nuestro círculo es reducido, entonces era muy reducido. Hablo de amistades y amores con los que charlar entusiasmados, atropelladamente, reír, descubrir el mundo, soñar y atreverse a analizar cómo carajo se podían hacer los sueños realidad.
ResponderEliminarTu también debes ser un magnífico contertulio, amigo mío, de los de disfrutar charlando animadamente de cualquier cosa, saltando libremente de tema en tema. Y muchas risas!!! Que es muy sano...
Un abrazo enorme, Enrique!!!
Si tuvieran que hacerme un retrato con palabras, el párrafo anterior al de la despedida, de tu comentario, define como creo que soy.
EliminarTiempos inolvidables, Emilio que no puedo olvidar, ni agradecerle a la vida haberlos vivido.
Gracias por tus siempre amables comentarios, como el de hoy y los de siempre.
Un abrazo.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh..... que dulzuraaaaaaaaa..Creo que poder atesorar esos recuerdos y que pasado el tiempo sigan siendo tan reales, simplemente porque nunca quedaron en un baúl, sino que siguieron estando allí, acompañando todas las etapas de la vida, es un hecho para tener gratitud eterna.
ResponderEliminarEsta vez coincido y mucho con lo que expresa Emilio. Hay actitudes que nos definen y aunque el cuerpo pueda tener sus achaques , hay un espiritu joven inalterable...asi es como te percibo.. GRACIASSS por existir. Besossssss
Gracias, Eli, se lo acabo de trasladar, también a Carlos P, en otra página: Me aportas un estado de emoción suficiente, al leerte, que me gusta, sí, me gusta, viene bien para mi estado de ánimo.
EliminarUn millón de gracias y de besos, poetisa.
Que tiernos y mas por que con los años su relación sigue igual o mejor. Te mando un beso.
ResponderEliminarNos hemos ido acomodando al tiempo, a las circunstancias y a nuestra salud. Compañeros eternos, amiga Judit, eso es lo que somos, amantes eternos unidos por un enorme compañerismo.
EliminarUn abrazo, escritora.