Malcolm T Liepke - Pintura
08 octubre 2021
- Me preguntaba si esas notas que escribí aquí hace algún tiempo era un texto mío o no. Mis dudas salen de que las escribí como un autómata un buen día al mover el asiento de la parte más honda del sentimiento.
- Hete aquí, una vez más, el texto homosexuado y virginal, el cual, sin pudor alguno, salió a la luz de mi teclado en un sueño indeseado, inimaginable y doloroso, sin que yo mismo lo apreciara, sirviendo, como no, para apreciar mucho más lo que tengo:
“Mis manos temblaban cuando ella me miraba, una caricia en la cara me hacía estremecer. Yo tenía diecisiete y ella veintidós.
Mis manos ya no sentían zozobra, mis brazos y mi entusiasmo, se llenaban de labor, los gemidos sensuales eran como la antorcha de una pasión sin escrúpulos. Brotaban las espinas pero no las podía sentir, mis ojos no eran capaces de ver mas que lo que mostraban sus deseos. Yo tenía diecisiete y ella treinta y uno.
Las piedras cerraban el camino, los recónditos espacios sensuales de su imagen bella, se mantenían como la nieve de invierno en las cumbres, solo la desesperación que produce ver los sentimientos apretados sin salir, en el principio irrenunciable del ser, permite mantener la esperanza de un sueño eterno y obtener de ello la fuerza necesaria para apartarlas. Yo tenía diecisiete y ella cuarenta y cinco.
No hay luz, no hay ruido, vive el sentimiento pero hay un calor ausente que no me deja abrir los ojos. Estiro el brazo todo lo que el alma me deja y no hay nada, solo una sábana fría al otro lado de la cama. Yo sigo teniendo diecisiete y ella tendría setenta y tres.”
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Versos imperecederos contenía-contiene tu prosa, Enrique. Es eso. Y por eso cada tanto te sobrevuelan, vuelven...
ResponderEliminarAbrazo agradecido. (...Y Liepke es uno de mis preferidos)
Gracias, CarlosP. siempre sobrevuelan ese espacio que no sabes muy bien si está, ha estado o estará. Soy admirador de Liepke. Coincidimos, amigo.
EliminarUn abrazo agradecido.
Muy bueno Enrique, un poema en prosa, digno de ser leído.
ResponderEliminarBesazooooo.
Gracias, Paula, eres muy amable.
EliminarAgradecido.
Me quedé en ese párrafo final y se me estrujó el corazón..
ResponderEliminara veces pienso que si tenemos que ver el deterioro de nuestro ser amado realmente es muy duro de sobrellevar y que en las relaciones muchas veces sucede que uno de los dos, por alguna razon, continua siendo joven de espiritu, mientras que al otro le pesan los años que lleva a cuestas.. En eso pensé al leerte..Que texto mas impresionante!!!! Besosssssss
Gracias, Eli, a mi me sucede lo mismo, es decir, cada vez que lo leo o lo reescribo, siento vértigo.
EliminarUn abrazo sentido, muy grande.
Hermoso, yo creo o eso me pasa ami que me sigo sintiendo de veinte aunque ya no lo sea en especial en algunas cosas. Te mando un beso
ResponderEliminarGracias, Judit, es una página de sentimiento robado.
EliminarUn beso de vuelta para ti, escritora.
Es triste ver que el tiempo pasa en el ser amado.... Bello texto amigo Enrique.
ResponderEliminarGracias, Sandra ... una página muy especial.
EliminarUn abrazo.
Para pder vivir sin sufrir vive el dia nada mas que eso ,
ResponderEliminaryo tengo la suerte de vivirlo sonriendo no hay arrugas ni dolores en mis letras
la vida es muy corta como para sufrirla en versos
te felicito por tu entrada
Gracias, Mucha. Dices bien, vivir es lo primero, aunque cueste.
EliminarUn abrazo muy fuerte.