lunes, 14 de junio de 2021

El chico de las basuras, el abrazo de JC, la frutera, la panadera y lo aburrido que debe ser estar triste siempre


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14 junio 2021
– Todo empezó cuando iba a tirar la basura en sus múltiples recipientes para mejorar el futuro de los que se quedan, cuando un chico de unos cuasi cincuenta abre el contenedor gris y suelta una gran bolsa de basura dentro de él provocando un gran estruendo al tocar fondo, es decir, ahí había cristales, plásticos y restos de todo.
– “Coño, pensé, a este le importa una mierda el reciclaje, el futuro, la ecología y la conservación del planeta”.
– Pero, como cuasi siempre, me equivoqué doblemente, el cincuentón al verme llegar y viendo la cara que yo hacía de ponerme a llorar de un momento a otro, confundió el mensaje y en un gesto que me maravilló, me dice: “No se preocupe abuelo, yo le abro el contenedor que usted igual no puede”.
– Sonreí, no con cierto miedo pues pensé que el cincuentón igual soltaba la tapa del contenedor cuando yo echara mi bolsa al grito de “un viejo menos que mantener”.
– Pero no, él ni me miró, solté la bolsa de la cosa ecológica en el contenedor y el muchacho dejo caer la tapa del contenedor con la fuerza de un Hulk, y no me dijo palabra alguna. Pensé que estuve muy confiado, igual el chaval, como estaba con el móvil en mano y sin soltarle el ojo, llegó tarde al logro de mandarme al otro mundo o al de dejarme sin brazo soltando antes de tiempo la tapa del dichoso contenedor.
– Mi suerte no se acababa ahí, llegué a la frutería a comprar tomates y la chica volvió a hablarme … sorprendido la miré en plan Richard Gere y cuando le iba a soltar el clásico: “Qué linda está usted esta mañana”, la linda chica me dice en tono de cuidadora de geriátrico … “Vaya con cuidado que el suelo está mojado y no vaya usted a caerse precisamente aquí, para mi desgracia, que no vea que mañana llevo con ustedes, que no miran nunca por donde andan”.
– Sin que se notara mi desairada masculinidad de viejo coquetón, y como la dichosa nuez prostática empezaba a apretar, me fui al servicio público del mercado para aliviar la cosa y allí, saliendo de ellos y aun subiéndose él la cremallera del pantalón, me encuentro a José Carlos, el cual, al verme, me avanza su mano extendida y le digo … “Perdona, es que tengo una tendinitis aguda en las manos y …”  ¡¡¡fotre!!! aún fue peor, me echó un abrazo babosón y además frotó sus manos en mi cuello y cara, dos palmaditas incluidas, que hicieron que al llegar al coche me echara colonia desinfectante hasta en las encías.
– Pero lo mejor de la mañana sucedió cuando la panadera, una vez me sirvió esa preciosa barra de pan de noventa céntimos que sabe a gloria como ninguna otra de cualquier otro lugar del mundo, me dice … “Son ochenta céntimos” y yo le digo – un segundo antes de que me volvieran a trata como lo que soy, un joven anciano de cuasi 70 – … Hoy es el día del jubilado ¿Verdad? …
– No, me dice la desde hoy más bella panadera del mundo: “Hoy le hago descuento por guapo y por bien vestido y por esa fragancia que suelta a Paco Rabanne que nos vuelve locas a todas... y todos”. Luego un estruendoso, no sé si guasón, pero hasta simpático, jajajajaja de todo el equipo, desde el mostrador hasta las estanterías, no rebajó mi nivel de autoestima si no fuera, no obstante que, al irme con mi ego por las nubes, me dijera su compañera … “Vaya con cuidado con los peldaños, que son muy altos y traicioneros, hoy ya se han caído dos hombres de su edad y el bastón no les ha servido de nada
– LMQLP, pensé, pero hice como que no lo oí y así, con mi rumboso y vacilante caminar, cachava en mano y sin tropezar, emprendí mi camino de vuelta a mi Shangri-La particular como si el mundo fuera mío y la vida maravillosa, como realmente lo es para todo aquél que se lo quiera creer.
– Me senté en mi banco del Paseo de la Playa y recordé lo que decía Albert Camus: “La estupidez insiste siempre”. Quizás por eso y a mi edad, no debiera insistir en crear un exordio sobre las hendijas de un mundo escasamente obsecuente y que ya no es el mío. Mañana extenderé una nueva vela en el mar de mi existencia para que el viento renueve mi pensamiento y, especialmente, como hoy, mis ganas de vivir y reírme de todo. Estar triste siempre debe ser muy aburrido.

8 comentarios:

  1. Sabes Enrique que hay algo que creo está entre lo que más destaco de ti, desde que te visito.
    Haces de cada instante de lo cotidiano una hermosa anécdota, lo transformas en válido para cualquier generación que te lea, le das una vuelta de rosca a la situación que sea y ahí aparece el aprendizaje. Para otro/a, todo eso que describes quizás no hubiese sumado significancia alguna, y sin embargo allí estás, haciendo que las personas, los gestos, los aromas, los gustos hasta se puedan percibir en la distancia y dibujándonos una sonrisa a todos. Que decirte! Un abrazo lleno de admiración y ya casi feliz inicio de dia martes.

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    1. Eres un encanto, y no digo más, amiga Eli. Gracias, gracias... gracias.
      Un abrazo muy fuerte

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  2. Crónicas de un Por-siempre-joven... que eso eres, Enrique, y que con eso me identifico. Eres de esa estirpe generacional que Dylan define muy bien en su estribillo de My Back Pages: "Pero yo esa muy viejo entonces. Soy mucho más joven ahora..."

    Abrazo agradecido!!

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    1. Gracias carlos p. Eres muy amable en incluirme en ese grupo que tan bien define Dylan en ese estribillo.
      Sigo siendo joven aunque quiera.
      Un abrazo muy fuerte.

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  3. Como dice mejor reír que llorar. La vejez es cosa de actitud. Te mando un beso

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    1. Tengo una amiga de mi edad que siempre me dice: "Enrique, no son los años, son los daños". Jajajajajaja.
      Feliz miércoles.

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  4. Hola mi amigo Enrique, no sabes como
    me agradan tus anécdotas y me haces reir
    wowwww, eres grandioso y caes muy bien
    a todo el que te conoce, buen inicio
    de semana mi amigo.

    Besitos dulces

    Siby

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    1. Gracias Siby, eres, como siempre, muy amable.
      Un abrazo de miércoles.

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