- Sales de madrugada a pasear a la zona más rústica de tu ambiente menos rural, sales temprano para evitar gente y contagios, te pones la mascarilla del color de la camisa, (blanca), vas a comprar las revistas y a ojear la prensa y te encuentras a ese amigo que, viniendo de Misa, te coge por banda y te arrea un rollazo festivo farfullando con la mascarilla que se le sale de tanto respirar profundo, solo comparable a los que oía en los cafés tabernarios de mi Plaça de La Olla en mi querida, pero no añorada, Barcelona natal y te suelta:
“A mi me pone nervioso, Enrique, qué quieres que te diga, se sientan delante tuyo con unas faldas tan cortas que parece que vayan en bañador, y si es bañador no te hace nada, pero como está la cosa del morbo ahí, que si se ve que si no se ve, pues me pone negro, además, taconazos de aguja y pechera como un globo hinchado a punto de reventar y entonces, tu con la saliva por tragar y sin saber dónde poner los ojos, se ponen a hablar contigo de negocios o de cómo son los hombres, como si uno fuera de piedra. Yo no lo puedo resistir, pero es que ahora en la misma Iglesia, en Misa, me pasa lo mismo. Se te pone una niña de esas de hoy, y no tan niñas, a tu lado en el banco y, aunque se ponga a dos metros por la cosa del coronavirus, Chée, ahí la tienes con toda la muslera al aire, y fotre, la Paca dándome codazos para que no mire”.
- Tras una pequeña pausa, el neardentalista sigue, pero ahora en valenciano; “Aixó no pot ser, o són molt fresques o jo m'he quedat molt antic, que vols que et diga, Enrique, jo no ho entenc”. (Esto no puede ser, o son muy frescas o yo me he quedado obsoleto, que quieres que te diga, Enrique, yo no lo entiendo).
- Y mi amigo se va refunfuñando hacia la Playa, a pasear con su Paca, su culta y santa señora de toda la vida, a tomar su cañita con aceitunas rellenas y pasarse allí media mañana mientras lee la prensa a la vez que, por encima de las gafas, va mirando todo bicho juvenil, o de buen ver, con cuerpazo a la vista que se le acerque por la zona.
- Ya veis, cosas sencillas que pueden pasarte en cualquier sitio, son el sentir del pueblo llano que te cuentan los que no son capaces de contarlo en foros serios, ellos son tan antiguos como yo, ellos son mis amigos, lo mejor de cada casa, pero a mi lo de la falda, que queréis que os diga, a mi también me intimida, sí, es cierto, pero me gusta, que le voy a hacer si yo nací aquí, bueno, por aquí, en la zona por civilizar, que le vamos a hacer.
jajajajajajajjajajajajajajajajajajja
ResponderEliminarSe venia babeando el buen señor!!!! moriiiii jajajjajajaja
Creo que se dan las dos cosas. Obvio que hay una forma de vestir atrevida , mas provocativa pero bueno!!!jajajaj esta en uno si quiere mirar o no.
La gente es libre de ponerse lo que le plazca. A veces las mujeres mismas somos quienes censuramos (a la mujer de toda edad) en relacion a como se viste o como actúa socialmente.
A mi algunas cosas me provocan risa, otras me resultan desagradables y otras las elogio.
Por ejemplo(por mencionar una sola cosa de las tantas!!!) cuando se pintan los cabellos de verdes, fucsias, amarillos me divierte, lo asocio con épocas que pasan , con estados de animo, con modas .
Cuando veo una mujer obesa por ejemplo en la playa luciendo una tanga tipo hilo dental me resulta "chocante/desagradable a la vista" pero por supuesto respeto el derecho de la persona de ir como se le antoje.
Y cuando veo una mujer elegante , sobre todo de buenas piernas me he dado vuelta a mirar desde la admiración..y soy mujer!! entonces entiendo que un hombre tambien va a mirar..pero bueno...los "babosos" no son bien vistos en ningún lado y menos si van del brazo de sus mujeres jajajaj Abrazo grande Enrique!!Tu siii que tienes para contar!!!
Jajajajajajaja, me partoooooooo, querida Eli con eso de " tanga tipo hilo dental "
EliminarLos babosos es en tono romántico, Eli, son viejecitos educados pero se les escapan los dientes y la babilla, claro, cuando vena aun bombonazo inalcanzable.
Un abrazo muy fuerte.
Enrique, me has hecho recordar una anécdota. En los años 60 del siglo pasado había una balsica de riego en nuestro pueblo murciano y a ella acudíamos la pandilla, zagales y zagalas jóvenes y alegres, a bañarnos en verano. Cada uno con su bañador, claro, y algunas de ellas en bikini, que empezaban a florecer por aquellos años. Un domingo, el cura del castillo, en el sermón de la misa de 12 se refirió con dedo acusador a todos nosotros, diciendo algo así como que "nos íbamos a condenar porque nos bañábamos juntos hombres y mujeres, y casi desnudos", como si hubiera que bañarse con faldas y camisa abotonada hasta el cuello. Eso sí que eran curas, ensotanados y tonsurados comme il faut, y no los actuales que usan tejanos, dicen la misa mirando al personal y se bañan en las playas rodeados de mujeres en top-less. Señor, Señor, cuánta depravación...
ResponderEliminarGracias, creo que estamos en el mismo frente, somos pecadores y lo somos sin remedio alguno, Diego.
EliminarLo de la balsica, lo conocí también. Jajajajajajaja. Qué tiempos.
Feliz noche.