jueves, 3 de septiembre de 2020

Un día cualquiera de no ser por el Kiki de Pancho en mi pierna querida


03 septiembre 2020
– Una de mis más silenciosas amigas, es decir, de las que solo habla cuando le preguntas, y que, aunque luego, (cuando le preguntas), se engancha un poco, me dice esta madrugada para arreglarme el cuerpo: ¿Enrique, estás bien? Sí, ya sé que eso no parece nada ofensivo pero, conociéndola, lo es y yo, muy al estilo de los del “Sálvame televisivo”, le contesto: ¿Tu madre está bien? y ella se pone a decir eso tan sangrante de … ¡¡¡Qué susceptible eresEnrique!!! … y yo me he abstenido de contestarle pues me conozco y la conozco, sí, la última vez que le contesté me dijo … “Vale, Enrique, quieres que cuente lo tuyo y lo que yo sé de ello”. Luego me fui con ella al rosario de las once pues resulta que es muy amiga de la muy rica Capitana del culto al Señor cristiano, y le pedí disculpas … por si acaso. Luego en el banco de la Iglesia, se sentó a mi lado y me estropeó el rosario y el culto a la Capitana.
– Más tarde, el perro del chico de la ONCE no lo puede impedir, me ama, sí, y después de echarse un kiki en mi pierna mala, se ha dejado llevar por lo del “pataabajo” y me ha dejado mi pantalón tejano como unos zorros … ¡¡¡Vamos a ver como cuento yo esto en casa!!! – le digo al chico de los “nuncametocan” de la ONCE. Lo peor es que el niño de los boletos, por muy simpático que sea, se ha puesto, el muy jodido cabronazo, a partirse el culo viéndome como dejó mi pantalón su “Pancho” querido.
_ Luego voy a las verduras y, fotre, vi que todo el mundo me miraba, bueno, más bien me olía, y yo no sabía como contarlo … debiera haberme quedado callado. Se partieron el culo todos y todas, ellas mucho más, por cierto.
– Luego, cuando ya llego al Parking de casa, bendiciendo que lo había hecho vivo y sin mayores males, que el de tener que contar el porqué de mi húmeda pernera en casa, me encuentro a mi plc* simpático vecino de aparcamiento en el sótano 2, que, a medida que yo voy aparcando cada vez más lejos de él para que cuando salga no me de portazo en la puerta del mío, él más cómodo se siente, así que me he bajado y le he puesto una nota en su limpiaparabrisas: ¿Te pongo música íntima y bailamos? ¿Chico, quieres algo conmigo?. Seguramente he hecho mal, mañana me encontraré simpáticas rayas y algún rallazo en la puerta del coche, y no en la puerta que da al cariñoso y pegajoso vecino, no, siempre lo hace en la del otro lado  para evitar sospechas el muy HdSM.
– Una vez en casa todo bien … muy bien, sigo vivo y el pantalón lo ha echado Ella a la lavadora … nada como en casa para sentirse querido … y aún vivo.

*plc= Por los cajones