domingo, 9 de agosto de 2020

El camino había desaparecido

Alfredo Araujo Santoyo
09 agosto 2020
- Dejar de escribir cuesta … y mucho; de pensar … aún más.
- No estaba en ninguna parte, el camino había desaparecido y el cielo también. 
- Palpaba sobre la tela de la sábana y mis dedos se hundían en ella. Desnudo y sin el más mínimo frío. Un fuego lejano y un olor a tierra mojada, como único vestigio de naturaleza muerta, me hacían sentir inútil y esclavo de mi verdad. 
- No sentía las piernas y masturbaba mis sienes con la idea de controlar el vuelo. Mis dedos se metían en mis venas sin sangre cuando comencé a verla. 
- Desnuda, entre velos y recitando un verso en un idioma impronunciable. Era ella otra vez. Sabía que me llamaba pero no la quería oír. Ella rompía su velo y me tendía la mano.
- Me desperté, empapado en sudor y mi cuerpo al punto del hielo. Algo hizo que me despertara y con ello conseguí que no pueda ni olvidarlo, ni olvidarla. 
- Lo más extraño es que, siempre, que algo así me pasa, me dicen que es por culpa de haberme “administrado” una cena copiosa … aunque no cene nunca.

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