lunes, 25 de mayo de 2020

Se quitó las anteojeras y se suicidó



25 mayo 2020

- Buscar entre las cenizas de una vida  lo que hiciste bien o mal, es, además de inútil, muy cruel. Tratar de alcanzar el horizonte o leer ese libro en el que el personaje desde la página dos intenta suicidare y lo sigue haciendo durante las próximas trescientas, suele ser utópico, en un caso, y tremendamente lacerante, en el otro. 

- Si echas la vista atrás y te dejaran hacerlo, posiblemente, intentarías cambiar un par de cosas o alguna más, seguro, pero lo que nadie podría asegurarte es que todo hubiera sido diferente, es decir, tampoco podrías saber si eso hubiera sido para un mejor final u otro peor. 

- A los animales de arreo, se les pone unas anteojeras para que no puedan mirar más que al frente y así ni distraerse, ni equivocar el camino. A los que llamamos especie racional, de una u otra forma, nos acaban poniendo esas anteojeras, casi, desde que nacemos. “Esto no se dice, esto no se toca, esto no se hace”. Juana, la lagartija de los cielos del eterno sueño, al oír mis palabras, me preguntó: 
¿Esas anteojeras nos las ponen para que no equivoquemos el camino y seamos fieles servidores del sistema o lo hacen para que no acabemos suicidándonos, Rey que gobierna mis delirios? 
– No, lagartija, éste que Reina en tu locura, solo quiere decirte que no te condenes ahora por no habértelas sabido quitar al principio de tu sueño, no, no lo hagas, tampoco nadie lo hará, solo habrás tenido una vida gris para una muerte gris – Y lagartija, en un acto reflejo, se quitó las anteojeras y se suicidó.