viernes, 29 de mayo de 2020

Nadie hablaba en el periódico de mi ... ni de ti (Una mañana prohibida)


Imagen: kylie Woon  (El pecado siempre está ahí)
29 mayo 2020
– Tropecé con la esquina de la cama, en mi pura y ventral tibia de mis males, y no rechisté … “No sea que la despiertes” – pensé.
– En el kiosco´, como decían la Jiménez y el Sabina, nadie hablaba de mi en el periódico … ni de ti, y eso me molestaba … por ti.
– En el café de los amigos del ayer, de cada tres semanas, todos estaban con lo suyo, con su felicidad, ninguno hablaba de sus males y cuando yo, sin darme cuenta, inicié algo en esa dirección … creí que se morían y, sí, inmediatamente desvié el tema, le hablé de las putas de Madrazo o del inconfesable festín del 2003 en la casa restaurante de no sé donde en el Campo d´Elx y ahí quedé reivindicado para poder seguir metiendo baza, a la siguiente opción que tuve a mi alcance.
– La chica de la Pampa que hoy servía los cafés en Nácara, un encanto de chica aparentemente inmortal, nos pregunta si somos tal o cual … ¡¡¡Nooooo!!!, dijimos los tres a la vez … y la chica se fue muy decepcionada pero igual que cuando vino, superior.
– Entro en la Farmacia de Vicente Ramos y cuando me toca, me pregunta la más que magnífica profesional farmacéutica: ¿Quieres algo, Enrique? … pues no, me acabo de dar cuenta de que me he dejado la pura, (por puta), hojita de los crónicos en casa. “Pues, animo, Enrique, ya sabes, el que no tiene memoria, ni cabeza, tiene que tener piernas” – me dice la linda chica, un segundo antes de que estuviera a punto de estrangularla con su poco afortunada gracia.
– Pero lo mejor del día cuando ya pensaba que mi muerte, ante tanta “contrariedad”, estaba cerca, descubro que en mi bolsillo de atrás de ese bonito y azul oscuro pantalón chino de entretiempo, que me pongo desde hace dos veranos mediterráneos y que hoy estrenaba en temporada de cuerpos al aire, había un billete de 50 € … y es que volvía a recordar aquella frase que mi Santa Madre me recordaba tan a menudo en mi sacrificada infancia, que Dios aprieta, pero no ahoga, y aunque lo de entonces ya no es lo mismo, he vuelto a creer en mi suerte … 
- Dios es bueno, claro, pero mi pantalón debe ser de tela como la de los trajes de buzo pues, al menos, una lavadora la ha pasado el bello y hasta muy romántico pantalón,  desde que ese portentoso billete decidiera esconderse ahí … un milagro.   
- He pensado, incluso, en llevárselo mañana a mi querido Párroco por si fuera prueba de un milagro, pero no, que leches, he pensado en modo recapacitación sensata, que si se lo enseño seguro que se lo queda como prueba y después a ver donde los deja, por tanto, mejor no tentar al diablo, en este caso al Párroco que sin serlo, por dinero para la causa, “mata”.
- Y todo eso saltándome el confinamiento ... ¿O no? no sé, este Gobierno da unas normas por la mañana y por las tardes las corrige.

2 comentarios:

  1. Buena entrada Enrique, me ha gustado mucho.

    Besos al alma y que tengas un lindo fin de semana.

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