sábado, 23 de mayo de 2020

El Timoshenko, Ella y Él

23 mayo 2020
– Ella siempre hizo que lo difícil fuera posible y lo imposible una majestuosa realidad.
– Él era un muchacho torpe para la conversación, algo desgarbado, algo alelado para las cuestiones pícaras y gran amante de un romanticismo que, sin embargo, nunca había conocido.
– Ella le conoció en un lugar de culto bibliotecario, hoy desaparecido, donde Él andaba perdido buscando el dichoso libro de Timoshenko sobre resistencia de materiales.
– Ella se le acercó, con gesto coquetamente medido y atrevido, y le preguntó: ¿Te puedo ayudar?
– Él, ante tan descomunal y linda chica, enrojeció primero y tragando saliva y sin mirarla a la cara, en un puro y casto gesto de quien aún no conoce la maldad, con voz balbuceante contestó: “Busco …”
– Ella, en un gesto aún más atrevido que el de su presentación ante Él, le apretó suavemente la mano y le dijo” “Déjame que te ayude, yo soy experta en este tipo de búsquedas, trabajo aquí”.
– Él, absolutamente desbordado, no pudo ni contestar, se atrevió a levantar la vista y los ojos burlones de Ella se clavaron en los de Él como los del Angel que salva un alma perdida,  y Él creyó desmayarse pues algo nuevo se cruzó en la máquina de sus sentimientos, algo desconocido invadía su ánimo. Se creció, se repuso y le dijo con voz casi inaudible: “Bueno”.
– Seis años mas tarde Ella y Él, esos personajes favoritos de mi incógnita memoria, se casaron en un bello lugar cerca de su cielo y hoy, más de cincuenta años después, siguen recordando aquella escena que les hizo iniciar el cauce de su inmensa y eterna  felicidad.
– ¿Aun te acuerdas le dice Ella? – Claro, siempre le contesta Él cada vez que Ella le recuerda algunos de esos pasajes de su vida y de sus múltiples escenarios donde vivieron y viven su mundo … el suyo.
– Ella siempre fue la culpable de conseguir lo imposible … me dijo Él.

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