martes, 4 de febrero de 2020

La Patria que perdimos al nacer, el Botero, el anís del mono y la bella viuda de la alfombra azul


04 febrero 2020
- Apareció nuevamente, como un lunes más, atrayendo para sí todo el interés de los muy olvidados y viejucos huertanos de mis tertulias del amanecer, siempre dado en ese lugar de culto y admiración donde se permite, fumar, chatear, (chatos de coñac o de Anís), y hasta conversar pero, eso sí, sin insultar y sin atropellar las conversaciones de los demás. 
- Decía que ella apareció y lo hizo a lo estrella de cine en alfombra roja. El Botero – quizás el más veterano de La Huerta – se levantó y emborrachado de nostalgia juvenil y de algo más, le lanzó un … “olé a las mujeres con clase y con piernas más peligrosas que las curvas del Puerto La Cadena”. La elegante y guapísima sesentona, lo miró con cara insolente y sonrisa pícara al pasar junto a él, teniéndose que ladear para sortearlo, a lo que el Botero respondió con un … “Ay si yo tuviera treinta años menos no se me escapaba señora”. 
- El viejuco se sentó y la elegante sesentona lo hizo en un taburete de la barra cruzando las piernas de forma magistralmente sensual y que puso a todos al borde de soltar las chupitos de licor cómo le sucedió al Penas – el sexagenario más joven del local – por lo que las asistencias sociales del medio tuvieron que acudir en su ayuda para intentar que el alcohol derramado sobre su pantalón no le llegará a sus partes más masculinas. 
- Mientras, la Bella visitante llamó a Isabela, la barista más recalcitrantemente indiscreta del mundo de la barería, y estuvo cuchicheando con ella algo que a ambas les hizo reír a carcajada abierta durante un buen rato, concluyendo con un variado cruce de piernas de la bella que hizo suspirar a mis colegas de forma cuasi descontrolada pero sin llegar a la grosería pues ella, la sensual visitante, les reía las gracias con un nuevo cruce de piernas y una sonrisa fría y sensual a lo Dietrich, que los enardecía, aunque contentaba, un poco más.
- La Bella de los lunes se fue como vino pero al irse el tumulto era innovador y renovador, pues aquella penumbra de viejos hablando de la putada de vida que supone vivir el presente a la de “como me ha mirado la diva a mi”, había cambiado su vida, sus lunes. 
- Para colmo de mis sospechas, Isabel se vino a sentarse conmigo y me contó extensamente la conversación motivo de sus risas con la Bella y que resumo en un … “Me dijo que le encantaba venir aquí pues ella, desde que enviudó hace pocos años, le gustaba ser el centro de admiración y deseo en sus reuniones y como donde iba todo el mundo la conocía y acosaba, prefería venirse aquí, a La Huerta con vosotros, pues sois adorablemente inofensivos y tremendamente primarios, algo que ella, como muchas mujeres, añoraba en los hombres de hoy.“
- Ah, por cierto, se me olvidó contar que el Botero, mientras la dama andaba cruzando piernas, se fue al campo frente al Ateneo y se hizo con un ramillete de flores silvestres que regaló a su admirada visitante de hoy … ella, no sé si todos se dieron cuenta de ello, pero ella hizo todo lo posible para que no se notara que se emocionó … yo, sin poder evitarlo, también me emocioné al verla así.

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