miércoles, 22 de enero de 2020

Un placer de dioses: Hacer el gilipolla y mojarse los pies.

22 enero 2020

Ves que los ojos se nublan pero sigues, final y sensatamente te apartas de la mesa, echas la espalda sobre el respaldo del sillón y te pasas la mano por el pelo en señal de respiro o paro biológico pensando que te lo mereces. Te vas a por un café y te sientas, como si fueras el general de una gran batalla, a pensar, hasta sonríes y el caso es que si alguien te ve puede pensar que estás mas gagá de lo que parece o dicen que estás, Enrique. Pones música, si, de esa que te pirra y te quedas extasiado mientras vas pensando y pensando …
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  • Le decía a la Loli, esta mañana, que aún nadie me había pedido perdón por todo los que nos han hecho a los de nuestra generación y cuando creía que me escuchaba, va y me dice: “Enrique, ¿estás bien?, te lo digo porque estás hablando solo” – Jo, que palo, la Loli habrá pensado que estoy loco, aunque yo, también, he creído que ella está mas para allá que pacá.
  • Me he ido a ver a la simpática muchacha que me apaña la primitiva y hoy, bingo, hoy ha levantado la mirada del mostrador, si, siempre está así, como buscando hormigas, pero falsa alarma, solo era que le he dado doce euros y son catorce, por eso ha levantado la mirada mostrando una cara entre cabreada y sorprendida que pasí la quisiera la Pantoja cuando le preguntaba el juez sobre los dineros del Pachuli.
  • Me he mojado los pies en el mediterráneo de mis amores y, como un verdadero gilipolla, he comenzado a estornudar y así estoy ahora, pero ha valido la pena, si, las dos cosas, hacer el gilipolla y mojarse los pies. Un placer de dioses, difícil hoy ante un embravecido mar que mostraba un desconocido oleaje atlántico. ¿Que te han hecho, cariño? le he preguntado al mar. No ha respondido, claro y, doy gracias a dios de que no estaba por allí la Loli, pues de ser así me hubiera mandado al psiquiatra.
  • Termino con Cohonesto , ese árbol de mis amores esotéricos y perversos. Me he confesado con él y, pssssssssssss, tampoco se lo digáis a nadie pues ya van diciendo de mi lo que no está escrito con esa manía, de siempre, de hablar solo o con seres, inexistentes, vacíos y, a veces, como me pasa con Cohonesto,  hasta con vegetales.
Enrique ¿Estás bien?” – Claro, cariño, es que me he tomado un descanso para dedicarme esta canción cuyo título, más o menos viene a decir: Que difícil es decir lo siento

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