miércoles, 1 de enero de 2020

La fortaleza de los débiles


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Fotografía de Xavier Miserachs (1937-1988) 
01 enero 2020   2017
Es difícil escribir la fecha, hoy, sin equivocarte de año,  pero lo conseguí por segundo año consecutivo.
La llamada nochevieja no fue muy larga, es curioso, con la edad cada vez te sientes más apartado a la hora de participar en el jolgorio general y te escondes en esa imagen inevitable – que yace en tu vieja memoria  – de anciano sentado junto al fuego del hogar. Los ves, eres feliz así, quieto y expectante como un francotirador de emociones; ya no te atragantas con las uvas, disfrutas de la muchachada y es ahora, a mi edad, cuando más me acuerdo de Ellos. Recuerdo que cuando yo tenía su edad, las de los observados y alegres niños y no tan niños de mi vida, hacía yo lo mismo. Pero recuerdo que un día durante una de esas grandes celebraciones familiares sucedió algo extraño, recuerdo que era un día de Navidad, me fijé en Él y estaba como estaba yo ayer, cara defelicidad pero absolutamente ausente … nos miraba, tenía los ojos como el vidrio mojado y su cara era el fiel reflejo de su alma … era un hombre feliz pero que empezaba a tener ciertas flaquezas que le impedían explotar sus emociones como antes. A los pocos años murió y yo me quedé con él, en él, y es ahora cuando lo empiezo a comprender … a Él y a mi mismo. Benedetti lo dijo cuando su alma respiraba por encima de su salud: “Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza.”
Pero pasado el bache festero y ya de vuelta a la vida emocionalmente correcta, buscando en mi libro de citas encontré en una de ellas la respuesta adecuada para mi estado, también de Benedetti: “Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden” … y en ello estoy, bendito 2017, voy a por ti, quiero vivir contigo hasta devolverte a la historia durante la próxima nochevieja.



enriquetarragófreixes

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