martes, 9 de marzo de 2021

Vivir amablemente


Fotografía de Antony Armstrong-Jones


09 marzo 2021

Ves a Doña Lucía, esa vieja y atormentada tendera donde los fiambres, la carne y cualquier chuchería sale de su arte a la hora de venderlo, entregarlo y cobrarlo con una sonrisa cuasi seductora. Nadie sabe que hace veinte años su marido la dejó pues se sentía coartado y acabó arrastrado hasta Montevideo en brazos de una rusa de nombre impronunciable que trabajaba en una casa de citas en Benidorm. Me encanta entrar en su mundo, en de esa bella tendera, solo por eso, por esa sonrisa, por ser capaz de mostrarla. 

Tropezarse con Luis - ese veterano luchador, un médico de familia de los de antes, sí, de esos que aún iban por las casas a tomar la tensión y a tomarle el pulso al niño para ver si tenía  la fiebre del invierno, muy propia del frío invernal  del Alcoyá - es como tropezarse con la vida: Sonriente, amable, afable y perversamente conversador, y es perverso para cuando tienes que llegar a casa para preparar la ensalada y el vermú de berberechos, previo a cualquier momento culinario sublime, como debe ser. Luis se quedó viudo hace diez años y hoy a sus setenta y dos, sigue añorando a su Rosa y aún se culpa de no haber tenido todo el tiempo que ella merecía para ser querida pues su vocación y especial dedicación a sus enfermos se lo impidió.  A mi me gusta ver su sonrisa y su afabilidad y escuchar cualquier cosa que me quiera contar aunque me gane alguna reprimenda por llegar tarde a la ceremonia de la preparacion de los berberechos 15/20 con salsa roja que a mi tanto me gusta preparar desde, cuasi, que tengo razón de ser.

La vida, la de tu entorno también, es bella si aprendes a verla desde el lado afable por muy áspera que pueda ser tras su epidermis emocional. Admiro a quien así se muestra, valiente ante un alentador y esperanzador futuro por muy difícil que nos parezca. Hoy he presentado a la bella Lucía y a mi amigo Luis, dos lindos ejemplos de ello. La vida ha sido, en mayor o menor escala, cruel con ellos y con muchos más a los que no tengo tiempo, hoy, de mostrar mi homenaje porque ya me van a llamar para mi tortuosa RM, pero entiendo que esa imagen que muestran ellos ayudan al resto a ser fuertes, a ser valientes ante las mil dificultades que ella, la vida, nos presenta como prueba, como ese algo más que nos hace creer que aquí estamos para algo más que para creernos lo que nos quieren contar los que no saben, no pueden o no quieren, aceptar que la vida es como es ... coqueta y de fácil seducción... por quien quiera, pueda o sepa hacerlo.


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2 comentarios:

  1. Mi querido Enrique
    El otro día recibí un post de esos que te mandan por wassap muy pintoresco pero decía algo así como "El mundo es como lo ves".
    a mi parecer tiene bastante de cierto.
    Siento que a todos nos pasan cosas, tenemos nuestras propias luchas internas, nuestras batallas por librar , dolores, frustraciones, pérdidas, limitaciones. Y nadie puede decir que lo que le pasa a una persona sea más terrible que lo que le pasa a la otra, simplemente porque no todos somos un "libro abierto" exponiendo nuestra vida privada, dando a conocer lo que nos sucede
    Me gusta mucho el titulo, porque creo que es una elección. Con todo eso que nos pasa, y que solo nosotros sabemos elegimos "vivir amablemente". Una entrada preciosa, como siempre. Abrazo de los grandes, para que te dure todo el día.

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    1. Gracias, querida Eli, intentaré que ese abrazo sea debidamente repartido por toda mi alma como vitamina moral.
      Un abrazo muy fuerte.

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