Un mundo vacío y desconocido de cualquier contenido material … y moral
13 diciembre 2019
– Ninguno de los presentes asomaba la nariz por encima de la horizontal, ninguno de los héroes de mi madrugada se movía de su sitio escogido para delirar sobre las cuestiones del día, de su mejor noche, sobre eso tan recurrente del …”ay si yo te contara”, y del inmenso placer de oler ese humeante café de esos que nos trae la chica de la cofia, de nombre tan impronunciable como su propia, actual y eslovena nacionalidad.
– ¿Qué pasaba?
– Nadie quiso contarme lo que pasaba, pero Doña Leonor, siempre tan discreta y tan, tan … como Dios quiera y tan de moda diaria, me dice en el oído bueno: “Enrique, a tu amigo el cura párroco – tu ángel de la guarda – lo han visto con la hija de Doña Virtudes, (su asistenta), tomando unas copas, anoche, en los bares de la madera en Alicante“.
– Tal y como me lo estaba contando, miré a Leonor de frente, ante sus lindos y veteranos ojos de color claro, y le dije: ¿Cuál es el pecado? ¿Hablar? ¿Escuchar? … ¿O es necesario vestirse de confesor con estola al cuello para ello?
– Leonor, con cara livianamente indignada, me respondió: “¿Cómo me dices eso, Enrique? Tú que te las das, o, al menos, te tenemos por un apasionado cautivo de los sentimientos y las formas, ¿Cómo puedes plantearme esa pregunta?”
– No fui capaz de responderle, simplemente – fijando mis pardos ojos en los muy claros suyos – hice, ante ella, un aspaviento gestual de incomprensión hacia los vociferios de la indignidad del populacho inquisitorial que nunca muere y que sigue tan vigente como la propia Inquisición, pero adaptada a nuestros tiempos.
– Me acordé, sin querer, de aquello tan traído y conocido de … ” Calumnia que, siempre, algo queda“
– Este mundo no es con el que soñé, pero tendré que aceptar que el de hoy, en cualquier caso, es mejor que el que les espera a mis nietos … aunque sea ello, sólo una denuncia para una feliz recuperación de esos perdidos valores … o eso espero...
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