viernes, 22 de julio de 2022

Inevitables discusiones desde el amor más profundo

 


Fotografía de VADIM STEIN

22 julio 2022

– Paseaba por la playa y empecé a oír, a mis espaldas, un ruido creciente que parecía una discusión entre dos personas ya veteranas, más o menos de mi edad, que lo hacían acaloradamente.

– Al pasar a mi lado oía como ella le decía a él: “No eres más que un egoísta, siempre tú y solo tú, los demás te hemos importado siempre una mierda“, y así, discutiendo, se fueron alejando delante mío a lo cual, a lo de que se alejen de mí, ya me voy acostumbrando pues ando como las tortugas y, además, para mejor semejanza, ya babeo, incluso.

– Pero, al rato, mientras ya su discusión me parecía imperceptible, a mí y a mi insensible oído izquierdo, de golpe vi cómo se paraban, se pusieron uno frente al otro y mientras ella levantaba la mano como cuando los curas dicen eso de Ite Missa est, él, con la cabeza gacha, iba asintiendo como uno de esos perritos que se colocaban en los coches de hace tres décadas.

– De pronto, hubo unos segundos de paz, sin movimiento alguno por parte de ambos y de golpe él, tímidamente, la cogió por los hombros, se la acercó y le plantó un beso en el morro, de esos de peliculón de los cincuenta, y así estuvieron otros tantos segundos.

– A continuación, él la cogió de la mano, y se pusieron a andar tranquilamente, como si el mundo nunca se hubiera detenido.

@etarragó



.

6 comentarios:

  1. Así somos de contradictorios. La indignación y el perdón. El malestar y la resignación. Y si a eso añadimos unas gotitas o gotonas de aguantar y aguantar, que siempre termina en explosión, tenemos la escena completa.

    Los seres humanos somos previsibles. Todos. Y cuando decimos que alguien es imprevisible es que no nos hemos preocupado en conocerlo. O no hemos tenido tiempo...

    Lo que algún día tendríamos que preguntarnos, es por qué no nos preocupamos un poco más por quienes nos cuidan y así los besazos de película no tendríamos que utilizarlos como analgésico sentimental.

    Como siempre, un verdadero placer, seguir tus crónicas y reflexiones de excelente observador.

    Un enorme abrazo, querido amigo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Emilio, me siento halagado y por tanto, agradezco tus comentarios.
      Ya sabes, pssssss, a veces hacen falta.

      Un abrazo muy fuerte

      Eliminar
  2. Genial historia, mientras se escuchen y respeten. A veces pelear es inevitable. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso creo yo también, amiga Judith.
      Un abrazo, escritora.

      Eliminar
  3. No dejas pasar ninguna escena o instantánea, ni en la realidad ni por tu imaginación, como si imaginar no fuera algo tan real como crear... Eres un cronista urbano que cada día escribe mejor, Enrique, "de esos" cuya narración atrae siempre la atención...

    Abrazo sin sombrero, amigazo, y de corazón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, amigo Carlos P., tus comentarios son alimento moral para mí.
      Ese abrazo sin sombrero me encantó. Gracias, siempre haces que se me levante la pelusilla de los brazos con tus palabras.
      Un largo abrazo, amable poeta y amigo.

      Eliminar