- Hay quien no se da cuenta y los hay que lo hacen queriendo, pero es cierto que esos aromas madrugadores a café, a carajillo y a Marie Brizard, se hacen tan imprescindibles como la misma decadencia senil y las ganas de contarlo que todos ellos muestran al amanecer.
- Los unos por más … “Estoy hecho un chaval”, y otros por menos … “Jo, Enrique, me duele todo y encima me han encontrado algo en el riñón”.
- Lo del algo, cuando alguien lo suelta, todos le miran como si se fuera a morir mañana por la tarde, pues no se que manía hay en llamarle, al mal de males, algo.
- Alguien, de esos que se asoman a mi smartphone, mirando, de pie, por encima de mi hombro, lo que escribo en él, me dice: “¿Te das cuenta, Enrique, que hace ya demasiado tiempo que hablas siempre de lo mismo? ¿Tienes miedo de algo o de alguien? "
– ¿Yoooo?, que va, solo que … si, a veces, tengo miedo, pero lo ignoro aunque me cueste y lo olvido aunque no pueda.
- Lo que menos me cuesta es decir siempre a quien me lo pregunta, que “estoy hecho un brazo de mar”, aunque … ahora que no nos lee nadie, diré que solo tengo un problema, y no se lo digáis a nadie, pero me miro los pies y no entiendo como cada día los tengo más lejos y eso, extrañamente, siempre lo observo a la hora de ponerme los calcetines.
- En fin, como decía Pessoa: "No saber de uno mismo, eso es vivir. Saber mal de uno mismo, eso es pensar."
Disponte a cambiar la manera de pensar que tienes de ti mismo y empieza a dar pasos ...
ResponderEliminarBravo, FB, empiezo ahora mismo a dar nuevos pasos, despacito, pero nuevos pasos. A mi me basta con que la luz del día se cuele mañana por las rendijas de la persiana de mi dormitorio.
EliminarFeliz tarde.
Así es con todo Enrique, para que pensar en los males, si hay están, que pase lo que tenga que pasar y entonces habrá tiempo de pensar.
ResponderEliminarUn beso
Es curioso, Eva, que cuanto más piensas, menos feliz eres.
EliminarUn abrazo singular poetisa.
Hola Enrique,
EliminarEs cierto que nos conocemos de hace años como bien dices en mi blog. El resto que me cuentas, por mi parte, no te preocupes si no puedes comentar, sé que estás ahí y eso ya es de agradecer. El tiempo pasa para todos y trae consigo sus consecuencias. Cuídate.
Un beso y abrazo enorme para ti querido
Gracias, Eva, eres un encanto.
EliminarYo nunca llego a saber de mí porque soy infinidades (Walt Whitman dixit)
ResponderEliminarAbrazo gigante amigo Enrique!!
Es complicado mirar hacia adentro... una vez lo conseguí, aún lo recuerdo, Carlos P.
EliminarAbrazo eterno.
Chapeau a tu comentario en mi blog, Enrique.
ResponderEliminarAbrazo maravillado.
No soy yo, es el teclado, Carlos P, hace lo que quiere.
EliminarBromas aparte, la profundidad, concreción y sencillez de tus posts son de un nivel muy alto, amigo.
Abrazo sencillo, pero profundo.
Yo soy de las que trata de no pensar en sus males te mando un beso
ResponderEliminarEs lo mejor, Judit. Enhorabuena, no es fácil conseguirlo.
EliminarUn abrazo de jueves.
felicitaciones Su blog es uno de los pocos que vale la pena leerlos lo demas son tonteras sin sentido sin vuelo
ResponderEliminarGracias, Mario. Has subido mi autoestima por encima de las nubes.
EliminarSaludos agradecidos.
Muy buen post, me gusta como relatas las cosas.
ResponderEliminarBeso grande y que tengas una buena jornada.
Gracias, Paula.
EliminarUn abrazo agradecido.
Cuánta razón en tu post Enrique, por eso últimamente ni me pongo calcetines menos zapatos. Como decía mi profesor de Español: "ando a pie enjuto". Un abrazo. Ah, Pessoa, infaltable.
ResponderEliminarYo también ando intentando evitar el peligro, Carlos A.
EliminarGracias por estar aquí.
Un abrazo.