12 marzo 2024
- Hay días en que notas que tu alma anda resentida, quizás herida por todo ese cúmulo de despropósitos en los que ves o te parece ver, vive el mundo que aún y no siendo el cercano, desgarra tus ansias de adivinar un futuro feliz para todos los que vas a dejar en este mundo el día que te toque partir.
- Entonces, justo entonces, es cuando te vas a tu rincón de los espacios olvidados y escuchas tu música, esa que casi escondes y lo haces creyendo lo que alguien te dijo alguna vez sobre ella: "¿Sabes una cosa, Enrique? ... somos nuestra música".
- Cierras los ojos, envuelves tus sensaciones en ese parte del mundo invisible e ideal que siempre creíste tener, le das al play ... y te sumerges en ella:
Me estoy hundiendo y esta vez temo que no haya nadie que me salve
Este todo o nada realmente tiene una forma de volverme locoNecesito a alguien que sanar, alguien a quien conocerAlguien a quien tener, alguien a quien abrazarEs fácil decirlo, pero nunca es lo mismoSupongo que me gustó un poco la forma en que adormeciste todo el dolorAhora el día se desangra en el anochecerY no estás aquí para ayudarme a superarlo todoBajé la guardia, y luego tiraste de la alfombraMe estaba acostumbrando un poco a ser alguien a quien amabas
Cinco de mis mejores refugios
Preciosa canción amigo, todo un poema. Es cierto, la música que más nos gusta nos acompaña y también puede trasladarnos a un lugar distinto, un lugar protegido y hasta -a veces- a un lugar idílico. No logro escribir sin la música que me induce y provoca a ello, siempre clásica de piano, tengo mis selecciones muy precisas. Pero en otras ocasiones puede ser diferente y oigo música de los 70, 80, 90... y también a ratos, música tropical... es decir, no me limito a solo un estilo y todo depende del momento. Hay canciones que me llevan a la velocidad de la luz a un instante y/o persona especial y eso es maravilloso, porque revives lo vivido de una manera mágica. La música es una forma sana de producir burbujas de inspiración, creación, descanso y placer en nuestro día a día, pero hay que tener cuidado, la música también puede exacerbar sentimientos melancólicos y entonces hay que ser conscientes de lo que seleccionamos oír. Por ejemplo, no escucho Sonata Claro de luna, si es que estoy triste, me ahogaría en un mar de lágrimas, jajaja.....
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo amigo, gracias por este momento.
Paty
Eres genial, Paty, genial.
EliminarSomos nuestra música es mi caso y veo que el tuyo. Yo también me muevo en varios estilos los cuales acondiciono al del momento emocional. No lo puedo evitar, me gustan las viejas canciones de los Teen Tops, de Los Sirex, de The Shadows, de Milanés, de Aute, de Serrat y la clásica de piano (como tú) y muchas más ... ahora estoy embobado con esa de "somos la copa y el vino:.." de Chayanne, por ejemplo.
En fin, querida Paty ... el alma, aún y atada, siempre vuela encontrando cómo hacerlo.
Un fuerte abrazo.
Temazo, querido Enrique!!! Qué musica más buena. Y excelente versión...
ResponderEliminarDe lo que dices, efectivamente, hay días a días, y la música es un refugio. Aunque en lo que a mi respecta, la llevo puesta todo el día, y eso que mi mente no me deja ni un rato tranquilo con sus pensamientos. Al primero que tiene frito es a mí, te lo aseguro!!! Pero qué puedo hacer??? No podemos vivir nuestra vida cada uno por su lado, así que aguanto a mi mente lo mejor que puedo. Gracias que algunas personas compartis esta pesada carga!!!
Voy a tener que hablar seriamente con ella...
Un enorme abrazo, querida amigo!!! Avanti y a toda vela!!!
Ese auto diálogo seguro que será muy enriquecedor por ambas partes, querido Emilio, y te lo escribo mientras me sonrío. Eres, siempre, brillante.
EliminarUn fuerte abrazo, poeta enamorado.
Tienes razón sobre que somos la música que amomos. Es una bella canción. Te mando un beso.
ResponderEliminarMe alegra coincidir contigo, amiga Judit.
EliminarFeliz miércoles, escritora.
Sí: una de los días buenos y otra de los días tristones.
ResponderEliminarMás o menos, eso es, querida Tracy.
EliminarEnrique! Tengo una grabación en mi celular de mi nieta que estudia música, cantando esta misma canción y me hace lagrimear cada vez que la escucho, no sé enviártela pero si mi hijo menor me ayuda cuando venga lo hago, un abrazo!
ResponderEliminarPues sí, si puedes mándamela con un comentario aquí mismo. La canción es preciosa.
EliminarUn abrazo, María Cristina
Es cierto, Enrique amigo, somos nuestra canción, nos identifica y representa, alguien nos ha puesto en acordes y palabras... Y detectamos esa magia...
ResponderEliminarAbrazazo hasta vos!!
Así es, querido amigo Carlos. Luchemos para que siempre sea así.
EliminarFuerte abrazo, singular poeta.
Nuestra vida sería más dura sin esa banda sonora que nos pone en el lugar adecuado en cada momento.
ResponderEliminarUn beso.
Así lo creo yo también, Ilduara. Cuando suena mi música, cierro los ojos y el alma me lleva al recuerdo de cada momento en que la tuve conmigo (cada música, cada canción, cada tiempo).
EliminarFeliz domingo.
Cómo negarlo: somos nuestra música. ES que ella hace parte de nuestra alma, y cuando la recuperamos nos decimos: por qué la dejamos ir, si tanto bienestar nos causa? Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarY tú eres mi héroe a la hora de fijarme en alguien que lo pregona siempre a los cuatro vientos.
EliminarFeliz martes, Carlos Augusto.