23 noviembre 2020
Leía, devoraba sus letras, sus incursiones en el mundo de los sentidos, ese sarcasmo único ... ese genio nacido en Tuxtla, estaba leyendo a Jaime Sabines:
No hay más. Sólo mujer para alegrarnos,
sólo ojos de mujer para reconfortarnos,
sólo cuerpos desnudos,
territorios en que no se cansa el hombre.
Si no es posible dedicarse a Dios
en la época del crecimiento,
¿qué darle al corazón afligido
sino el círculo de muerte necesaria
que es la mujer?
Estamos en el sexo, belleza pura,
corazón solo y limpio.
enriquetarragófreixes