20 diciembre 2019
Siempre pensé, cuando era adolescente, que la letra de esa canción de “marcianita”, cuando decía … “y en los años setenta felices seremos los dos”, que era, ciertamente, algo que estaba tan lejos como el mismo Marte. Ahora, cincuenta años después, me parece que lo de Marte sigue lejos pero los setenta, también. En esa época y hasta eras muy recientes, me entraba una locura festera terrible a la hora de felicitar a todos mis amigos, conocidos y hasta enemigos, con una de esas postales que escogía personalmente para cada uno de ellos en las que, luego, escribía en ellas una felicitación muy personal y personalizada, como debe ser. Luego, años más tarde, ya eran las secretarias las que me decían … “Enrique, firma aquí”, a lo que yo me resistía y añadía un “felices fiestas” con letra de médico para enmarcar. Mucho más tarde, una vez liberado de la responsabilidad profesional, empecé a hacerlo por correo-e y ahora, tras ocho cortos años después, vuelvo a mis orígenes, sí, lo haré como los niños, con una postal para colorear y con un mensaje aquí, en la pizarra de mi colegio particular, para todos los que lo quieran leer y entender, siempre referido al futuro inmediato. Sed Felices es Navidad:
Pongámonos los zapatos, la camisa listada, el traje azul aunque ya brillen los codos, pongámonos los fuegos de bengala y de artificio, pongámonos vino y cerveza entre el cuello y los pies, porque debidamente debemos celebrar este número inmenso que costó tanto tiempo, tantos años y días en paquetes, tantas horas, tantos millones de minutos, vamos a celebrar esta inauguración.
Pablo Neruda
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