02 marzo 2021
- El día empezó mal, sí, las sesentañeras del Rosario de las ocho de la madrugada y los babeantes y veteranos, admiradores de la fila dos, saludan con el puño o el codo, ya no hay besos ni carantoñas: "Enrique, no te enfades, es la nueva forma de saludarse desde que el coronavirus vive entre nosotros, lo dice la OMS". Fotre con la OMS y algo más, pensé, serán los únicos, los del Rosario, los que les hacen caso.
- Tengo médico a las nueve, pero antes, ante la decadencia de las efusiones que propone el nuevo virus, me voy a la Playa, allí están las chicas de los 50, (1950 y tantos), con su curso de pilates o cosas admirablemente parecidas y proponen con sus gestos una vida admirablemente sana y de buena vista.
- Me acompaña, casualmente, mi decadente vecino y admirador perpetuo de tanta castidad, (Pepe el de Villena), un tipo con "pasta", ex promotor inmobiliario del 95/05, el cuál explora el panorama y me pregunta: "¿Enrique, cuál es la que mejor lo hace?" ... y sin esperar respuesta, al viejo meón dlc, le entra una risa floja, que me ha tenido en guardia y sin reírme por fuera, mientras le ha durado su inexplicable risotada.
- Ante la situación creada por mi querido ex empresario de la "pasta gansa", conseguida al amparo del Boom Inmobiliario 95/05 y que no de su ingenio, la Matilde, ex del ínclito Antoine, y según se puede ver y admirar, está muy restablecida de su mal de males de mama, pues a la que nos ve y oye, deja sus posturas imposibles, se acerca y me da un beso, un abrazo y algo más, siempre amistosamente, tanto que no sabría explicar.
- Pepe, el de la "pasta gansa", entra a matar y sin respeto alguno a mis emociones de amistad profunda, le pregunta a la Matilde lo de siempre y por encima de mi hombro útil: ¿Y yo de qué te conozco a ti, linda chiquilla?
- Ya no me dio tiempo a más, es como si me hubiera vuelto invisible, él le dijo que se le había estropeado el Cayenne Coupe y que estaba ahí por necesidad y por esperar al del taller al que no encontró en su sitio cuando llegó, que ella era la chica más linda que jamás hubiera conocido y a continuación se cogieron de la mano, en señal de amistad y sin soltarse se fueron paseo de la playa en dirección Campello, pues dijo estar con hambre y que podrían ir a desayunar a Casa Domingo donde tienen el mejor marisco de toda la PLaya de San Juan-Muchavista.
- Luego, la rutina de siempre, mi médico ya no estuvo tan cariñoso como la sesentañera del rosario, ni como la linda Matilde, pero me mandó a las draculinas de la sangre para cultivar, sin remedio alguno: "Enrique, estás bien, tienes lo tuyo, pero para la avanzada edad que tienes y la vida que has llevado, no te puedes quejar".
- Y yo, después, le compré a mi amigo de la ONCE dos iguales para hoy y tan feliz por saberme vivo, activo y feliz, sí, un día más, todo un premio.
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