La atrapada vida de la llamada tercera edad y eso que llaman amor

Imagen: kebba Sanneh

28  marzo 2019

– Es impresionante, que no preocupante, (para lo que hay que oír), que cuando te hablan desde el lado que corresponde al oído izquierdo, no oyes o no tienes NPI de lo que te están intentando contar, aunque, eso sí,   piensas que cuando ves a gente 10 que te habla,  es una pena que no puedas oírlos o, a veces, (las más), entenderlos.

– Es, extraordinariamente preocupante, (a mi modo de interpretar lo que cuentan los mediocres políticos de toda mediocridad que hoy inundan nuestro espacio electoral), que ninguno de ellos, ( los políticos de hoy), le resuelvan a mi querido amigo Julián el asunto de por qué tiene que estar pagando los gastos, hipoteca y salud, ante un inexplicable Okupamiento de más de tres años por unos jóvenes Okupas, caraduras de la mejor existencia, de su vivienda en la Playa de San Juan,  (la que él, con mucho empeño, compró para disfrutar de su arrendamiento como complemento a su jubilación, en su momento, como lo es su situación  actual), y que nadie haga nada para que eso no pueda suceder jamás como, inexplicablemente, viene sucediendo hoy, casa tras casa y caso, lugar tras lugar.

– Es tremendamente hiriente leer aquellas antiguas noticias que aparecen mientras busco otras, en las que el que se dice presidente de un país americano querido, donde, como principal problema de su país, (en el que se muere por decir cualquier tontería sin que el estado haga nada para evitarlo), este inoportuno y estúpido, individuo estuviera reclamando el perdón del Rey de España por lo que en el Siglo XV hizo un tal Hernán Cortés, (al que por cierto los jóvenes españoles de hoy solo recuerdan porque ese nombre es el de una Calle o Plaza de cualquier ciudad de nuestro País).

– En ese sentido y puestos  decir tonterías, España debiera reclamar a los franceses por los males que ocasionó  la invasión napoleónica de nuestra Spain del ayer, la cual, por cierto, es y fue,  algo más reciente de la que reclamaba el ignorante y poco versado, mandatorio Mexicano, el cual, y también por cierto, debiera haber sido él mismo el primero en pedir ese inoportuno y estúpido perdón, por ser hijo y nieto de españoles.

– Por último y para no extenderme mucho más en estas lágrimas propias de la edad terciaria que padezco, y que condiciona mi opinión, que hoy, en mi ilusionante condición de cliente de SPA´s  de salud pública y privada que, últimamente, tanto me ocupa, a pesar del dichoso virus, diré que hoy, en una peligrosa aventura hospitalaria y para regocijo de mi noble existencia,  encontré a la horma de mis emociones en una de esas lindas vampiras de la madrugada la cual, al advertirle yo de mi escasa potencia venal, pues es de difícil acceso a ellas, (a mis venas), me informó, con una cautivadora y emocionante sonrisa, bajo su muy usada mascarilla, que mis venas no eran el problema, el problema estaba en saber encontrarlas. Y yo me quedé con ella, con su reflexión, que en esta edad terciaria temprana, me resultó comparable con cualquier otra actitud propia de la misma vida que vivo y sufro que no es otra dependencia vital que la de seguir con la extraña vivencia de sentir como necesario ese amor para vivir y para querer seguir viviendo con la vida y, especialmente, con Ella, con la que duerme al otro lado de mi cama.

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