sábado, 15 de mayo de 2021

El quiosco, la panadera, Doña Virtudes y el urólogo



Eugene Ionesco durante el ensayo de "O Calcuta" | París, 1971

15 mayo 2021

- Pasearte por las cuasi abarrotadas salas de espera de mi querido HSJ, es un placer que, no siendo deseable por razones de obligatoriedad al respecto del cuidado de la salud, son siempre un respaldo a la necesidad que todos tenemos de decirnos, de vez en cuando y cuando más lo necesitamos, “Virgencita que me quede como estoy”.

- Buscar el delito de ser viejo en las tertulias del quiosco de prensa más curativo, intelectualmente perverso y coqueto de toda La Playa SJ, es algo que debiera estar penado por alguna Ley para todos aquellos que se burlan de ellos, (de los viejos), que no dejamos pasar a los usuarios con prisa y ávidos de revistas sobre el culto al body, de tías y tíos en bolas, y de eso que se llama “Revistas del corazón” y que acaban refunfuñando e increpando en silencio y cara de demonio,  a los amantes del diálogo de ancianos de buen ver con un: “Coño, no tenéis donde ir viejos dlc que tenéis que estar aquí jodiendo siempre al personal que viene a comprar el periódico”.

- En la cola del pan, Doña Virtudes, (la que nos ofrece las pastas en la Sacristía de mi Iglesia favorita y a la que hoy no he podido ir), se cabrea porque nunca le guardan la barrita de pan integral que ella necesita para justificar que se porta bien y que su gordura es solo un castigo de Dios por haberse portado mal en su juventud. “Es que Dios os ha robado la memoria, almas del diablo” – le dice la Doña de las pastas a la pobre y sesentona panadera que, por cierto, está de muy buen ver.

- Por último y para no aburrir a las merinas, diré que por fin pude ver ayer una ecografía de mis partes más íntimas en estado puro, de pureza, y yo, que me alegré bastante, le dije al urólogo: “Sabe Doctor, cada día le quiero más por lo bien que me explica las cosas” … y el hombre, (aún joven), me sonrió con cara de estar viendo a alguien que empieza a estar muy gagá y dándome dos palmadas en la espalda me despidió con un … “Cuídese, Enrique, que la vida es corta”  y yo encontré a faltar una apostilla que no llegó tal cual yo hubiese querido, cual fuese algo así: “...y  a usted aún le queda mucho por disfrutarla” … pero no me lo dijo. Otro día será – pensé - ¿O será otra cosa?




6 comentarios:

  1. Tu texto tiene mucho de esa risa que nos brota, asi...fresca...con esas ocurrencias que digamos "también te brotan"!!!! jjajaja
    Claro que al pobre "doc" le falto agregar un poco más.. pero ya sabes. Ellos andan mas bien apurados jjajaj , pero tranquilo Enrique que seguro te queda mucho hilo en el carretel y lo bueno es que a medida que se desenrolla no le das tregua a desaprovecharlo...eso es lo que vale..
    Y pues lo que cuentas de los "los viejos" y digo la palabra viejo , porque el que es mas joven no cree jamás que algún día estará en esa situacion...de ahi vienen esos dichos con tono despectivo al referirse a las personas mayores "que molestan" y no son bien recibidas en algunos lugares.
    Por ahora...tenemos este fin de semana.. a disfrutarlo! Besossss

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    1. Lo que voy a hacer con el Doc es que en Navidad no le mandaré ningún regalo, jajajajaja. Es un tipo estupendo y, es cierto, anda muy ocupado.
      En cuanto a los viejos, no pasa nada, somos unos viejos muy jóvenes, además, esos viejos, son mis amigos, son lo mejor de cada casa, lo mejor del mundo, jajajajajaja. Son viejos muy ligones y muy descarados, bueno, algunos lo son, otros somos muy recatados.
      Lindo domingo, querida Eli.

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  2. Genial relato con buenos personajes muy tuyos. Me ha gustado mucho te mando un beso

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    1. Gracias Alexander. Cualquier día te instalo entre mis bastidores. jajajajaja.
      Feliz domingo, escritora.

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  3. Prosa en la senda del absurdo del casi olvidado (al menos por aquí) Ionesco. Me has dado ganas de releerlo...

    Abrazos y más abrazos.

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    1. Sí, Ionesco es del equipo de admirados por este que te escribe, Carlos.
      Un abrazo, Carlos y, ah, seguiremos erezando para no tomarnos demasiado en serio todo lo que sucede a nuestro alredededor.

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