martes, 21 de julio de 2020

El olvidado pecado de ser feliz

Pintura de Meghan Howland
21 julio 2019
La mayoría de las veces y según en que escenarios, me gustaría ser una persona sencilla, nulamente conocida, discreta, transparente y en otras, sin más remedio, también, es decir, como soy.
Alguna vez, ya no me acuerdo, pequé de olvidarme del pecado de ser feliz aún y queriéndolo ser. Nadie me lo reprochó, solo yo quise hacerlo pero me olvidé de contármelo.
La deliciosa angustia de sentirte un ser de vida contradictoria se multiplica con el tiempo transcurrido desde la última o la primera, escena de cualquiera de ellas – (de las contradicciones) – pues empiezas a olvidar o a recordar, tan solo, la o las que más te interesa de ellas – (de las contradicciones).
De las tres reflexiones marineras – (frente al mar) – de hoy, dudaría con cual quedarme, pero aceptaré que el tiempo necesario dé la razón o la culpa, a alguna de ellas, aunque lo importante, (sin duda alguna y quizás lo mejor), será saber su final, si ello es posible, y poder vivir, solo vivir, para entenderlo.

2 comentarios:

  1. Un gusto leer tus reflexiones frente al mar. Saludos amigo.

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    1. Gracias Sandra. Viejas reflexiones que se repiten acasi a diario desde hace ya muchos años.
      Un abrazo de miércoles

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