Pintura de Fabián Pérez
26 diciembre 2020
Ella hablaba y hablaba sin parar, con esas pausas que sabe hacer la gente elegante, mujer con clase, la que se sabe escuchada. Suspiró, nos regaló una lánguida mirada de despedida y se sentó a su lado, cogió con sus elegantes manos las de su aparente y embobado amado y, con voz de ángel salido del mismo infierno de los pecados irremediables, le dijo ... "Ay querido ... ¿Por qué me gusta tanto hablar contigo? ... a nadie, jamás, le he contado mi vida como a ti. Soy una estúpida, aún le lloro ... de ese terremoto, de ese fuego que fui ... solo quedan las brasas, querido, pero tú ... tú ... sabes siempre hacerme feliz y hacer que me pierda en los laberintos de mi eterno desconsuelo".
Y Paulina, esa bella rubia sesentañera de ojos azules y cara de niña, se fue de nuestras vidas dejando en mi el sentir de haber estado observando a una de esas personas que sienten cuando hablan ... que sienten porque siempre han tenido a quien amar.
enriquetarragófreixes
Dejo un lindo recuerdo en tu sentir, ella es de esas mujeres... Saludos amigo Enrique.
ResponderEliminarHay muchas personas que dejaron huella en mi, amiga Sandra. Algunas, incluso, las conozco.
EliminarFeliz Navidad